Un letrado del 'caso Malaya' dice que Roca sobornó a un mando policial
El abogado Antonio Urdiales, defensor del promotor Rafael Gómez, se convirtió ayer en el protagonista absoluto del juicio del caso Malaya. La quinta jornada transcurría sin sobresaltos cuando, al final de la sesión, Urdiales se adentró, con plena conciencia, en un campo de minas jurídico. El letrado vinculó de forma expresa al actual comisario general de la Policía Judicial, Juan Antonio González, con las iniciales J. A. G. escritas de puño y letra de Juan Antonio Roca, supuesto cerebro de la trama marbellí, en su contabilidad secreta.
En los primeros días de la Operación Malaya, en abril de 2006, los investigadores hallaron en un trastero del domicilio de Roca dos hojas en las que el ex asesor urbanístico refería un supuesto pago de 200.000 euros al tal J. A. G. como recompensa por cierta información de la policía. Entre los datos facilitados por esa fuente secreta en diciembre de 2005 figuraban la identidad del futuro comisario de Marbella y el nombre del comisario de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal, responsable de parte del caso Malaya.
El juez instructor de la macrocausa, Miguel Ángel Torres, presente en el registro, abrió, a instancias de la fiscalía, una investigación para determinar la identidad oculta tras las iniciales J. A. G., a quien describió como "alguien que está al tanto de las decisiones en el Cuerpo Nacional de Policía". El magistrado encargó a la Unidad de Asuntos Internos que investigara con "sigilo" al funcionario que "podría haber sido gratificado por Roca por facilitarle información valiosa" del caso Malaya.
Un cabo suelto
La investigación interna se archivó sin resultado alguno, y las siglas J. A. G. siguieron siendo el cabo suelto más misterioso del caso. Ayer, el abogado Urdiales, sin más pruebas que su intuición, fue más lejos que nadie. Ante el tribunal, el letrado dijo que el "alto cargo policial que responde a las iniciales J. A. G. aún no sabemos quién es, pero en Internet se introducen las siglas y lo saben hasta los porteros de las comisarías".
El letrado dio luego un paso más: "Con los mimbres que pone el fiscal no se trata de otro que del comisario de policía Juan Antonio González, presuntamente". A juicio de Urdiales, "si se tratara de otra persona, ni qué decir tiene que ya estaría detenido", remachó.
Este periódico trató ayer, sin éxito, de recabar la versión del comisario González.
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