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La salida de la crisis

El FMI advierte de que una guerra de divisas pone en peligro la recuperación

China responde que si aprecia su moneda habrá "convulsiones" sociales

"Siempre hay un pero", solía decir el ex ministro Pedro Solbes para explicar cualquier situación. El Fondo Monetario Internacional (FMI) -al que acaba de incorporarse Solbes- incorpora últimamente esa doctrina a los discursos de sus funcionarios, desde los asesores rasos hasta el director gerente, Dominique Strauss-Kahn. La idea fuerza del Fondo en la cumbre de otoño es que la recuperación sigue en marcha. Pero -siempre, siempre ese pero- los riesgos son ahora mayores que nunca. Y el mayor riesgo está en el mercado de divisas. El economista jefe del Fondo, Olivier Blanchard, aludió ayer ante un centenar de periodistas a las "tensiones" en los tipos de cambio como uno de los factores que ponen en peligro la reactivación. Strauss-Kahn fue más directo y avisó de que la "guerra de divisas" está en marcha, con algunos países empeñados en usar los tipos de cambio "como arma política".

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Japón, Suiza, Estados Unidos, Corea del Sur, Reino Unido y Brasil han aplicado recientemente medidas -con intervenciones directas o de forma más sibilina- que ponen de manifiesto que esos países ven las monedas como una forma menos dolorosa de resolver sus problemas económicos. El dólar, por ejemplo, se ha infravalorado más de un 15% con respecto al euro desde junio, especialmente después de que la Reserva Federal -el banco central norteamericano- avanzara nuevas medidas extraordinarias. La rebaja de tipos combinada con nuevos fondos para comprar deuda pública en Japón para detener la escalada del yuan han desatado definitivamente las hostilidades. Blanchard aseguró que para apuntalar la recuperación mundial es necesario que los países con grandes superávits -sobre todo los asiáticos, y en especial China- "eleven sus tipos de cambio para contribuir al reequilibrio mundial y responder a las masivas entradas de capital que están teniendo". Nada de eso está sucediendo.

El secretario del Tesoro de EE UU, Tim Geithner, alertó ayer en Washington de la "dinámica dañina" que se ha apoderado del mercado de divisas, con varios países empeñados en mantener sus divisas infravaloradas artificialmente para salir de la crisis abaratando sus exportaciones. "Más y más países han puesto en marcha grandes presiones para luchar contra las fuerzas del mercado impidiendo la apreciación de sus monedas", dijo en clara alusión a China.

China salió ayer a defenderse. El primer ministro, Wen Jiabao, advirtió en Bruselas que "no funciona que nos presionen sobre el tipo de cambio del yuan". China va a dejar que su moneda se devalúe, pero a su ritmo.

Wen dijo que si China revalúa rápidamente su moneda "muchas de las empresas exportadoras tendrían que cerrar y muchos trabajadores tendrían que volver a sus pueblos". "Si China sufriera convulsiones económicas y sociales, eso sería un desastre para el mundo", cerró.

Wen Jiabao (izquierda) junto a Van Rompuy y Durão Barroso, ayer en Bruselas.
Wen Jiabao (izquierda) junto a Van Rompuy y Durão Barroso, ayer en Bruselas.AP

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