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Reportaje:

Con el muro de Berlín no se videojuega

Las víctimas paran el lanzamiento de '1.378 Km' y tachan de burla que se pueda disparar a refugiados

Represor, ni en broma; víctima, nunca más. Un videojuego, 1.378 Km, ha levantado tales protestas en la Alemania de 2010, que el joven universitario que lo ha inventado ha tenido que suspender el acto previsto para presentarlo hoy, según él, con las mejores intenciones. Las víctimas del muro de Berlín y de aquella división no lo han entendido así.

En 1.378 Km se puede ser ciudadano de la Alemania oriental que trata de cruzar la frontera o guardia comunista, que intentará evitarlo. 1.378 Km -distancia de la frontera que separó a las dos Alemanias- es un juego persuasivo, un videojuego serio, cuyo objetivo no es tanto entretener como agitar conciencias. Y las ha agitado de tal manera que 20 años después de la reunificación del país -que se celebran hoy- parece que las heridas siguen abiertas.

La presentación estaba prevista con el 20 aniversario de la Reunificación

Hasta la caída del muro de Berlín, en 1989, intentar huir del régimen comunista hacia la Alemania occidental podía pagarse con la muerte. Stober, estudiante de la universidad de arte y diseño de Karlsruhe, creó el videojuego para su proyecto final de carrera como el "mejor método" para "acercar la historia a los jóvenes".

No opinan lo mismo las víctimas del comunismo, que no solo lo consideran una afrenta a quienes lo sufrieron, sino que "contribuye a la brutalización" de la sociedad. Theodor Mettrup, portavoz de una de las asociaciones, aseguró: "Es una burla. Los disparos no eran un juego".

Ante el aluvión de cartas recibidas en la universidad y la campaña de desprestigio lanzada desde varios medios, encabezados por el sensacionalista Bild, la universidad ha decidido posponer la presentación. "Ahora es imposible organizar un acto adecuado y sereno como se merece 1.378 Km, que seguimos defendiendo", explica el portavoz del centro académico, que organizará en diciembre un simposio sobre el polémico videojuego.

Stober ha colgado un mensaje en la página de 1.378 Km en el que pide perdón a las víctimas. "La interactividad en primera persona sumerge a la juventud en la historia reciente alemana", se defiende, y niega que se obligue al guardia a disparar. De hecho, asegura, puede tomar alternativas, hasta cruzar él mismo el muro de Berlín, y solo gana cuando no aprieta el gatillo.

No es la primera vez que este artista de 23 años, en colaboración con otros creadores, usa el videojuego como lo que él considera un arma de denuncia. En la primera misión de Frontiers, el jugador es un inmigrante que quiere cruzar la frontera desde Ceuta para llegar a Europa. Si no lo consigue, se encuentra una y otra vez en medio del Sáhara. En la página, además, hay documentación, vídeos y fotos sobre la inmigración.

Tampoco es el primer creador -ni el último- que emplea el videojuego para invitar a la reflexión. "Es tan viejo como el Atari, donde ya había sobre la higiene dental. Sin embargo, el auge de los persuasivos, que intentan cambiar la opinión de la gente sobre un tema concreto, llega a principios de siglo con Escape from Woomera, sobre los campos de refugiados de Australia, y September 12th, sobre la guerra contra el terrorismo", cuenta el gallego Miguel Sicart, profesor de diseño de videojuegos en la universidad tecnológica de Copenhague (Dinamarca).

Escape from Woomera fue el primer mod, realizado con el motor gráfico de un título comercial cuya licencia incluye un kit para que cualquiera cree un videojuego de calidad. 1.378 Km de Stober es un mod de Half Life 2.

September 12th, que se disfruta en Internet, explica Sicart, "no es un juego, sino una simulación. En esta reflexión sobre la violencia que genera la violencia, del uruguayo Gonzalo Frasca, se trata de lanzar misiles para matar a insurgentes iraquíes, pero en cada bombardeo mueren también civiles. Cada civil asesinado genera un nuevo terrorista, porque la guerra solo se puede ganar cuando no se empieza".

Sicart considera que el lenguaje del videojuego es más potente que el cine en la representación de la guerra porque el jugador, protagonista, no contempla. Actúa. Experimenta con sus virtudes y defectos.

"Se pueden crear juegos de temática sensible como se filmó Apocalypsis Now menos de una década después de la guerra de Vietnam", argumenta el autor de la tesis doctoral La ética del videojuego. "Es un problema de percepción; el medio es maduro, pero la sociedad lo percibe como un juego de niños".

Un soldado huye de Alemania Oriental durante la construcción del Muro.
Un soldado huye de Alemania Oriental durante la construcción del Muro.PETER LEIBING

Polémica y prohibición en títulos comerciales

La polémica rodeó Sombras de Guerra, juego de estrategia en tiempo real inspirado en la Guerra Civil. Internet se llenó de comentarios virulentos, en 2007, casi setenta años después de la contienda fraticida que partió España en dos. Unos veían nefasto que el jugador se pusiera en la piel de Franco. Otros soñaban con cambiar la historia, aunque fuera virtualmente, venciendo a los rebeldes.

También sorprendió por el uso de términos franquistas: eran "nacionales" en lugar de "sublevados" contra la República. Además, hirió a la familia del militar Virgilio Leret, fusilado tras la toma del Atalayón de Melilla, cuyo cameo aparecía en un vídeo. Su hija Carlota declaró que "no servía para reconstruir la memoria histórica". Tampoco era el objetivo de este juego desarrollado por el estudio malagueño Legend Studio como "puro entretenimiento interactivo", aunque podían haberse documentado mejor.

Medal of Honor también molestó: fue prohibido por el Pentágono en las bases militares porque daba la opción de ser un talibán y matar a los soldados en Irak. En cambio, el ejército de EE UU no duda en utilizar el lenguaje del videojuego para reclutar tropas con Americas's Army.

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