Los astilleros, el sector textil y la automoción paralizan la industria
La actividad cesa en los principales polígonos de A Coruña, Vigo y Ferrol
Parar las grandes fábricas. El primer objetivo de los sindicatos se cumplió y dio alas a las centrales para hablar de "éxito rotundo" de la huelga general en la comunidad. Con él cayó en efecto dominó la actividad en las industrias auxiliares y los pequeños talleres. La mayoría del sector industrial agrupado en los 110 polígonos gallegos (con más de 70.000 trabajadores en nómina) cerró sus puertas por la mañana y los pocos que trabajaron por la tarde lo hicieron a medio gas o en tareas de oficina.
Los mayores esfuerzos de los piquetes se concentraron en las factoría del automóvil. Apenas el 10% de los operarios de PSA Peugeot Citroën del centro de Vigo entraron en el primer turno de la noche, el martes a las diez. Con ese escaso personal las líneas de montaje no pudieron arrancar.
Los piquetes ni siquiera actuaron ante los astilleros
A las seis de la mañana y a las dos de la tarde del miércoles ocurrió otro tanto. Un centenar de manifestantes esperaba a los pocos operarios que intentaron acceder desde la avenida de Balaídos y que tuvieron que entrar escoltados. Un amago de carga policial, gritos de "esquiroles" y algún que otro empujón fue lo más destacable de la huelga en la factoría justo el día en que se anunciaba que Vigo fabricará coches eléctricos a partir del 2012. "Esto para la empresa es una bicoca", comentaba un empleado de la cadena de montaje en huelg.: "Nos arregla la caída de los pedidos y encima les ahorramos nuestros sueldos".
Sobre las seis y media de la mañana la atención se volvió hacia los astilleros. Barreras, Freire, Cardama, Vulcano, Metalships, Poliships y el propio Navantia de Ferrol permanecieron en silencio. Tanto, que incluso sorprendió la ausencia de piquetes informativos a las puertas de los centros. Aunque ni siquiera el naval se libró de la guerra de cifras. La patronal Asime lanzó un comunicado en el que se aseguraba, a media tarde, que la huelga había sido un "auténtico fracaso". "Sólo por la muy beligerante actuación coercitiva de los piquetes, actuando en lugares estratégicos, han conseguido, mejor dicho obligado, a parar gran parte de la automoción y el naval", admitían. En las antípodas, los sindicatos lo calificaron de "éxito rotundo", y tanto Comisones como UGT y CIG cifraron en el 100% el seguimiento.
Otro tanto ocurrió en las grandes áreas productivas de varias ciudades gallegas (A Grela, Sabón, Arteixo, O Porriño, Valadares, Vincios, Caramuxo, Pocomaco o San Cibrao) y en la Zona Franca viguesa, congelada por piquetes y por la escasa afluencia de personal. Desierto estuvo ayer toda la mañana el polígono industrial de A Grela, el principal de A Coruña. El tráfico era casi nulo por sus avenidas, apenas se veía algún camión o coche aparcados y las naves estaban cerradas en su inmensa mayoría (y cuando no, con las rejas a medias).
La textil Caramelo protagonizó una curiosa guerra de comunicados: la dirección afirmó varias veces que el trabajo continuaba con normalidad y CC OO se esforzó en demostrar todo lo contrario. Zara Logística apenas registro movimientos, lo mismo ocurrió en otras grandes fábricas como Alúmina Aluminio San Cibrao, Frinsa do Noroeste, GKN Driveline, o Galfor. En las canteras de granito del sur de Galicia los huelguistas bloquearon las entradas a primera hora impidiendo el paso de camiones. La construcción de viviendas se detuvo, y sólo se realizaron pequeñas obras aisladas.
En los centros productivos de Ourense y Lugo la patronal volvió a llevar la contraria a los sindicatos asegurando que la incidencia fue "nula", con el 90% de las plantillas operativas en la industria. Sin embargo, los piquetes se emplearon a fondo en la rotonda de acceso al principal polígono orensano, donde se produjeron cargas policiales de cierta contundencia.
La nota más trágica tuvo lugar en Vigo, donde un trabajador fallecía mientras reparaba una vía de agua en un barco de transporte de automóviles en el muelle de Bouzas.
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