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El Consell aplaza la financiación de las universidades dos años por la crisis

El nuevo modelo condiciona al rendimiento de las facultades el 65% de los fondos

Ignacio Zafra

El pleno del Consell aprobó ayer el nuevo modelo de financiación de las universidades. Los rectores lo firmarán el jueves tras la apertura del curso en la Universidad de Alicante. El plan no se aplicará, sin embargo, hasta 2013 debido a la crisis y al proceso de ajuste de gasto de las Administraciones. Para entonces, el déficit público debería haberse reducido al 3% del PIB desde el 9,7% con el que está previsto cerrar el presente ejercicio. Y se supone que la caja autonómica estará para más alegrías.

El efecto de la crisis sobre el calendario había sido reconocido por altos cargos de Educación. Los dirigentes universitarios lo confirmaron ayer. El consejero Alejandro Font de Mora prefirió, no obstante, justificar los dos años de carencia inicial del Plan Plurianual de Financiación (PPF) subrayando la complejidad de un modelo que condicionará el 65% de los fondos a la consecución de objetivos docentes, investigadores y de transferencia de conocimiento. 2011 y 2012 servirán para "calibrar" el modelo: reunir los resultados que determinarán cuánto dinero recibirá cada universidad.

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Cuando por fin empiece a funcionar habrá pasado una década desde que terminó el anterior PPF. Fue en 2003, el año en que Francisco Camps fue elegido presidente de la Generalitat. Atrás quedará una etapa de incertidumbre que ha impedido a las universidades hacer planes a medio plazo sobre la base de una certidumbre financiera. El concepto de PPF fue desarrollado por el Consell socialista a principios de los noventa. Eduardo Zaplana lo mantuvo tras la victoria del PP y lo renovó con un nuevo acuerdo en 1999.

Font de Mora destacó ayer que se trata del primer sistema de financiación español que condiciona más de la mitad de los fondos al rendimiento de las universidades. Y que ha sido tomado como modelo por el Gobierno para extenderlo al conjunto del país. El rector de la Politécnica de Valencia, Juan Juliá, lo consideró el mejor de todas las comunidades autónomas. Los rectores de la Universitat de València, Esteban Morcillo, y de Alicante, Ignacio Jiménez Raneda, con algo menos de entusiasmo, lo calificaron como "un buen plan". Raneda fue un poco más lejos: "Hace unos años hubiésemos sido más ambiciosos en los planteamientos. Pero la situación económica es la que es y las universidades hemos hecho un ejercicio de responsabilidad social".

Las simulaciones del IVIE (Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas) no prevén cambios bruscos en los fondos que recibirán las universidades, porque el modelo contiene mecanismos para evitarlos. Es probable, en cualquier caso, que suponga un aumento progresivo de recursos a lo largo de su periodo de vigencia, que terminará en 2017.

El rasgo diferencial

Los acuerdos de financiación siempre tienen en la Universitat de València un capítulo propio que complica las negociaciones. El rasgo diferencial son los cinco siglos de historia de la institución y que desde su punto de vista no pueden salir gratis. Como las otras universidades públicas, la Universitat tiene facultades, institutos y centros de investigación. Pero posee, además, un vasto patrimonio histórico que no es barato de mantener. Se trata de La Nau (antigua sede, hoy convertida en espacio cultural), del Jardí Botànic, del Palau de Cervelló (detrás de las Torres de Serranos), de los colegios mayores Lluís Vives (en Blasco Ibáñez) y Rector Peset (en el barrio de El Carme), y de otros edificios protegidos, como el del Rectorado o el de la Facultad de Medicina.

Esa batalla ha sido olvidada en el acuerdo, según lo que se les escuchó ayer al consejero Alejandro Font de Mora y al rector Esteban Morcillo. El primero afirmó que el plan está pensado para todo el sistema y que esas cuestiones "habrá que ir tratándolas". Morcillo, que en su discurso de apertura de curso pidió que se tuvieran en cuenta las "especificidades" de la institución, se declaró confiado en que el diálogo con la Generalitat se mantenga "abierto". Es posible. Algún ex dirigente universitario comentó, sin embargo, que él no hubiera firmado.

La mañana más cómoda

El consejero de Educación, Alejandro Font de Mora, vivió ayer en la Universitat de València la apertura de curso más cómoda que se recuerda. El anterior rector, Francisco Tomás, puede ser definido como un moderado. Pero eso no impidió que cada año por estas fechas su discurso contuviera uno o dos mensajes que provocaban un respingo en el representante de la Administración que se sentaba a su lado.

Había que buscar mucho en las palabras que ayer pronunció el rector Esteban Morcillo para encontrar algo susceptible de importunar a Font de Mora. El único aspecto que planteaba dudas, la referencia a la financiación, estaba envuelta en fórmulas de buena voluntad y quedó, además, desfasado por el anuncio hecho por Font de Mora de que el pleno del Consell acababa de aprobar el nuevo plan.

El consejero se permitió, incluso, vincular ambos planos: el buen comportamiento de la Universitat (ausencia de "dispersiones y distorsiones") abría la puerta a alcanzar pactos así de importantes.

El espíritu de colaboración dio otro resultado: ambos respaldaron la idea de crear un observatorio de inserción laboral de los universitarios. Y de estudiar el caso de los jóvenes que ni estudian ni trabajan. Font de Mora se refirió a ellos como "generación ni ni".

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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