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La amenaza terrorista en África

Francia pasa a la ofensiva en el Sahel

El Gobierno de Sarkozy despliega un dispositivo militar para localizar y liberar por la fuerza a siete rehenes - El Ejército mauritano acosa a Al Qaeda en el norte de Malí

Siete. Es el número que obsesiona a las autoridades francesas. La rama magrebí de Al Qaeda (AQMI) secuestró el jueves a siete personas -cinco franceses, incluida una mujer, y dos subsaharianos- trabajadores de Areva, la multinacional que explota dos gigantescas minas de uranio del norte de Níger. La organización terrorista reivindicó ayer el séptuple secuestro a través de la cadena televisiva Al Jazeera.

Siete fue el número de terroristas muertos el 22 de julio cuando las fuerzas de élite francesas y mauritanas atacaron conjuntamente un campamento de Al Qaeda en el norte de Malí para intentar rescatar con vida al rehén francés Michel Germaneau.

Fracasaron. Michel Germaneau fue decapitado 48 horas después y un portavoz de Al Qaeda prometió venganza. Los terroristas que penetraron en Arlit, en la madrugada del pasado jueves, podían haber apresado a más empleados de la multinacional, pero sólo se quisieron llevar a siete hasta su refugio del norte de Malí. ¿Es esa su venganza?

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La DGSE, el servicio secreto francés que sigue de cerca el secuestro, teme que, como ya sucedió la pasada primavera, una Al Qaeda enriquecida tras el cobro de los rescates abonados por Italia y España para liberar a sus cinco rehenes, carezca de voluntad de negociar o ponga un precio impagable por sus siete cautivos.

De ahí que Francia se prepare para tratar de rescatarles por la fuerza mientras alienta a su principal aliado en la zona, Mauritania, a emprender una ofensiva en toda regla.

Francia podría, sin embargo, actuar directamente. Al pequeño contingente que, en el noreste de Mauritania, forma desde 2008 a los Grupo de Intervención Especial, (GIS), la élite del Ejército mauritano, ha añadido desde el domingo más fuerzas en la zona.

París envió el domingo a Niamey (Níger) a cerca de cien militares que operan desde allí vuelos de reconocimiento con cinco aviones Bréguet-Atlantique 2 y Mirage F1 sobre el norte de Malí para tratar de localizar a los rehenes. Es la primera vez en un cuarto de siglo que Níger autoriza la presencia en su territorio de uniformados franceses.

Los pilotos no confían mucho en encontrar desde el aire a unos cautivos que han sido probablemente divididos, que ya visten ropas tuaregs y que están además escondidos en alguna gruta de la cordillera de Timerin. Esperan, más bien, detectar alguna actividad electromagnética que les indique la guarida de los terroristas.

El presidente Nicolas Sarkozy ha enviado, paralelamente, a "varios centenares de hombres" del Mando de Operaciones Especiales a Burkina Faso junto con ocho o diez aviones de transporte táctico y dos helicópteros, según reveló ayer el periodista Jean-Dominique Merchet en su blog Secret Défense, considerado como el más solvente sobre cuestiones militares.

Fuentes locales de Burkina Faso también señalaron una súbita presencia castrense francesa cerca de la capital en ese país. Fiel a su costumbre, el Estado Mayor francés no confirmó ni desmintió la información.

¿Desencadenará Sarkozy una operación de rescate? "Todo dependerá de las informaciones obtenidas", respondió Gilles Denaur, ex agregado militar francés en Níger a esa pregunta que le fue formulada por la agencia France Presse. "Tienen que estar seguros al 100%" de la ubicación de los rehenes para no repetir el trágico error de julio, precisó.

La operación de rescate es harto arriesgada para los siete cautivos, pero también lo es la actual situación en la que el ruido de sables provocado por París también pone en peligro su vida.

Todos ellos están en manos de Abdeñhamid Abu Zeid, el más sanguinario de los cabecillas terroristas del Sahel al que se considera responsable del asesinato de Germaneau, en julio, y del rehén británico Edwin Dyer, en mayo de 2009. Los tres cooperantes catalanes estuvieron en poder de Mokhtar Belmokhtar, un terrorista aparentemente algo más flexible.

Lo que el presidente de Mauritania, el general Mohamed Ould Abdelaziz, presentó ayer como "una guerra santa" para acabar con AQMI y "vengar" un lustro de violencias terroristas en su país empezó, en realidad, el viernes de madrugada.

Los GIS, entrenados por Francia, atacaron durante todo el fin de semana a una columna de Yahya Abou Hamame, un lugarteniente de Abu Zeid al que el Gobierno de Níger atribuye el secuestro. Dieron muerte a 12 terroristas mientras que ocho soldados cayeron en combate. Las fuerzas mauritanas hicieron también seis prisioneros.

Un avión mauritano remató después la faena, pero provocó daños colaterales. Sus bombas acabaron con la vida de dos mujeres e hirieron a otros cuatro civiles, según testigos malienses y la propia Al Qaeda.

Ésta denunció el lunes, en un comunicado remitido a la agencia mauritana ANI, "el crimen cobarde perpetrado por la aviación en represalias por la derrota flagrante infligida por los combatientes al Ejército mauritano, agente de la Francia de Sarkozy".

"Le decimos al agente de Francia Mohamed Ould Abdelaziz [jefe de Estado mauritano] que el bombardeo de inocentes desarmados y la guerra que lleva a cabo por procuración, en lugar de Francia, es una locura y que la sangre de las dos mujeres mártires no quedará impune", concluye el texto. Además de Francia, Al Qaeda va a intentar golpear de nuevo en Mauritania. No en balde el grueso de sus fuerzas es ya de origen mauritano aunque los jefes siguen siendo argelinos.

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