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Reportaje:

"No es fácil jugar en un patatal"

Mourinho se va satisfecho con los puntos porque su equipo juega en condiciones muy adversas

El Bernabéu vive días de impaciencia y escrutinio. El equipo no enamora y la organización del campeonato tampoco. Los partidos de las diez de la noche, que acaban de madrugada, no ayudan a estimular a la multitud, que ayer se aburrió hasta que descubrió que se le hacía demasiado tarde. Fue entonces cuando el madridismo se puso reivindicativo. A los seguidores les daba igual que el Madrid empezara a meter goles. Estaban irremediablemente hartos. Como aquel niño que, al enterarse de que Clos Gómez alargaba la velada otros cuatro minutos, se puso de pie sobre su asiento en el fondo norte y comenzó a gritarle a todo pulmón: "¡Árbitro! ¡Árbitro! ¡Pite el final! ¡Quiero irme a la cama! ¡Quiero irme a la cama...!". Así está el madridismo.

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El madridismo está fatalista y tiene sueño. Por estar, algunos ni están. Ayer en el Bernabéu faltaron 20.000 personas para llenar el aforo. Cuando los 60.000 que había, medio ensopados, vieron a Di María y Özil enfilar la ducha al tiempo que el trivote salía a escena, con ese Khedira, ese Lass, y ese Xabi, marchando como un escuadrón, no pudieron hacer otra cosa que callar. Alguno pitó a Mourinho con desgana, como para mantenerse despierto. Pero al técnico, que tiene la piel curtida, las balas le resbalan. "Nací en un país con diez millones de entrenadores y crecí en un país con diez millones de entrenadores", sonrió Mourinho, tras el partido. "Ahora trabajo en un país con 40 millones de entrenadores. En Portugal cada uno tiene su opinión y en este estadio cada uno que compra un billete es un potencial entrenador. Pero la realidad es solo una. Solo uno puede decidir".

Al margen de su franqueza, cosa imposible de verificar por el momento, Mourinho explica su oficio con maestría. "A veces decido con intuición pero la mayoría de las veces lo hago pensando", comentó, sobre los cambios. "Contra el Espanyol mi equipo estaba cansado y abierto. Por no estar compacto se cansaba y no controlaba el juego. Cuando entró Khedira, con tres medios centros, el equipo controló totalmente el partido. De ahí que empezamos a crear más, a marcar más, y a ganar con tranquilidad. Al intervalo les dije a los jugadores que son ellos los que tienen que pensar y decidir independientemente de las peticiones del público. Al recuperar tenemos que jugar con tranquilidad, salir de la zona de recuperación, sacar el balón de la zona de presión adversaria, tocar y jugar simple. Porque recuperábamos y a la primera señal del público, que quiere velocidad en el juego, pum, pum, pum... Y balón perdido. Y después el pobre Lass y el pobre Xabi a correr".

El portugués se mostró contento y señaló que la causa del mal juego son los hongos que queman el césped: "Me voy satisfecho porque no es fácil jugar en un patatal, porque no es fácil jugar el tercer partido consecutivo con solo dos días de descanso entre una jornada y la siguiente, y porque no es fácil jugar contra los equipos que están del quinto al décimo de la tabla. No tienen nada que perder, tienen motivación, tienen calidad, si ganan bien y si pierden también se van con sensaciones positivas. Juntando estos tres factores, a pesar de que mi equipo no ha hecho un gran partido, me voy satisfecho. Tenemos que mejorar pero, sobre todo, tenemos que descansar".

Mourinho dijo que "no era verdad" que adoctrinase a sus jugadores para hablar ante la prensa, como publicó un periódico. Tal vez no sea necesario. Los jugadores saben lo que tienen que decir. Como Higuaín: "Estamos notando el cansancio en las piernas. Hemos jugado el tercer partido en seis días. Tenemos que acostumbrarnos". Casillas se mostró optimista: "Estamos en una línea buena. Mantenemos el orden, aunque parezca que nos rompemos y unos atacan y otros defienden".

El que deberá tomarse un descanso, a juicio de lo que dijo, es el entrenador del Espanyol. Ayer Mauricio Pochettino salió del estadio abatido. "Hablar de fútbol ahora es inútil", dijo Pochettino. "La entrada de Galán no tiene nada que ver con la de Ujfalusi. Hay contacto, pero se golpea más Galán que Cristiano. Es castigable con amarilla, pero nunca con roja directa". El Espanyol ha sufrido dos penaltis en contra en dos desplazamientos y lleva 44 partidos sin que le piten un penalti a favor. "La temporada pasada terminamos en la mitad de tabla", ironizó el técnico. "El día que nos piten penaltis jugamos la UEFA".

Pepe sonríe tras ser expulsado por Clos Gómez.
Pepe sonríe tras ser expulsado por Clos Gómez.AP

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