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LIGA | REAL MADRID 3 - ESPANYOL 0

Mourinho necesita dedicación exclusiva

El Madrid se impone a un Espanyol juvenil con un juego tedioso y sin armonía alguna

Un gol con fórceps de Cristiano Ronaldo abrió para el Madrid un partido ramplón y tedioso, que no mejoró a ninguno de los tres disputados hasta ahora en Liga por el conjunto de Mourinho, por más que maquillara el resultado. Ante un Espanyol juvenil, que, consumido por las bajas, bastante tuvo con enhebrar una alineación, Cristiano fue la mejor noticia para el Madrid. No es que deslumbrara, pero esta vez rectificó su egofútbol de las últimas jornadas. No vio mariachis a su alrededor y estuvo más corista, como en su pase a Higuaín en el segundo tanto. Nada que reprocharle en ese aspecto, pero su equipo no sacó ventaja.

Si Cristiano no fue el Cristiano más reciente, Mourinho sacó el Mourinho que lleva dentro. Y no es la mejor portada para el madridismo. Con diez contra diez por las expulsiones consecutivas de Pepe y Galán, dio carrete a Khedira, un pivote defensivo, y a Arbeloa, un defensa de poco recorrido, en detrimento de Özil, un ingeniero de ataque, y Di María, un extremo. Quedaba media hora y el técnico portugués optó por abrochar el 1-0 de entonces. No parece que hubiese sido una imprudencia temeraria que, sin Pepe, Lass ocupara el lateral y Ramos se uniera a Carvalho en el eje de la retaguardia. Mourinho prefirió taparse.

Madrid 3 - Espanyol 0

Real Madrid: Iker Casillas; Sergio Ramos, Pepe, Carvalho, Marcelo; Lass, Xabi Alonso; Cristiano Ronaldo, Özil (Khedira, m.64), Di María (Arbeloa, m.64); e Higuaín (Benzema, m.84).

Espanyol: Kameni; Chica, Galán, Forlín, David García (Dídac, m.46); Duscher, Molina, Verdú, Callejón (Callejón, m.85), Luis García; y Sergio García (Álvaro Vazquez, m.73).

Goles: 1-0, m.29: Cristiano Ronaldo de penalti. 2-0, m.83: Higuaín. 3-0, m.87: Benzema.

Árbitro: Clos Gómez (colegio aragonés). Amonestó a Carvalho (15) y Marcelo (23) por el Real Madrid. Expulsó a Pepe por doble amonestación (56 y 61) y a Forlín (83 y 88), y por roja directa a Galán (63) tras una entrada a Cristiano.

Incidencias: encuentro correspondiente a la cuarta jornada de Liga, disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante la presencia de 70.000 aficionados.

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El Madrid, tan plano antes y después del trueque de su entrenador, estuvo quebrado desde el inicio, con las líneas alejadas, sin puntadas en su juego, con defensas que defienden y delanteros que atacan, sin pegamento. Como anclas, Xabi Alonso y Lass -relevo de Khedira-, más predispuestos para protegerse la espalda que para dar vuelo al juego. Cabe suponer que por órdenes del jefe supremo, que no admite desobediencias, Alonso, que tiene más ojo y recorrido que Lass, apenas se descolgó para unificar a los dos batallones. Los gestos desairados de unos a otros evidenciaban la falta de nexos, de auxilios en las distintas zonas del campo. Mourinho suspira por más entrenamientos, una forma de reclamar su intervencionismo para solidificar al equipo. Quizá ese sea el remedio, pero con el perfil de estos jugadores tiene tajo por delante.

El encuentro tuvo una ficticia puesta en escena. A los cinco minutos, a Callejón se le fue el gol por una uña. Un espejismo. El Espanyol, ordenado y animoso, no tuvo grandes respuestas. Sin Osvaldo, Iván Alonso, Márquez, De la Peña, Dátolo y alguno más, Mauricio Pochettino se vio obligado a bucear aún más en la academia perica y echar el lazo a novatos como Galán, Molina y Álvaro, de estreno en Primera. Fue encomiable que el equipo no se achicara, que compitiera con una dignidad extraordinaria. Eso sí, el Madrid contribuyó lo suyo a la resistencia visitante.

Al remate de Callejón respondió Di María con un zurdazo desviado con agilidad por Kameni. Otro espejismo. El Madrid no estuvo fluido, sometido al designio individual de sus cuatro liberados para la ofensiva: CR, Di María, Özil e Higuaín. Aún no mezclan bien. El portugués emitió otras señales, quiso ser un socio, pero no todos siguieron sus pasos. Son muchas las veces en las que cada uno va por libre, lo que desconecta a futbolistas como Özil, que se pierden en la selva.

En medio de la espesura apareció el árbitro, Clos Gómez, que dejó caer el peso del reglamento sobre el Espanyol. En este tinglado del fútbol hay ahora algunas normas tan tajantes como discutibles. Es la ley: ante el disparo de un rival en una falta, los kamikazes de la barrera deben decidir si se juegan que les partan la cara de un balonazo o protegerse. Ante la posibilidad de ser ejecutado por CR, lo hizo Luis García, con los brazos, claro. Penalti, estima la normativa. La estrella portuguesa, obligado a repetir el lanzamiento, superó las dos veces a Kameni. Está en una racha en la que a CR cada gol le cuesta un mundo.

El tanto no alteró en nada el guión. El Espanyol, con la buena faena de Molina y Verdú, intentaba hilar el juego. Incluso llegó a desconcertar al Madrid en el arranque del segundo periodo. Pepe se desquició y el rigurosísimo colegiado le despidió del campo. De inmediato, Galán demostró su bisoñez. Mourinho ya tenía preparados los cambios defensivos, cuando el central barrió a CR con los pies por delante en el medio campo. Una temeridad. Siguió el camino de Pepe. Diez contra diez se desarmó el Espanyol, penalizado con exceso al final, con dos goles y otro expulsado, Forlín. Un respiro para el Madrid. Y para un Mourinho al que sin el sainete de Portugal le vendrá bien una dedicación exclusiva en un club con tantas prisas.

Cristiano Ronaldo celebra su tanto ante el Espanyol.
Cristiano Ronaldo celebra su tanto ante el Espanyol.REUTERS
José Mourinho en la banda durante el partido ante el Espanyol.
José Mourinho en la banda durante el partido ante el Espanyol.AP
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