Trifulca por la venta ilegal de comida en la Casa de Campo

La visita habitual de la Policía Municipal a los puestos de venta ilegal de comida junto al lago de la Casa de Campo acabó ayer en una trifulca. Como cada fin de semana, los agentes fueron por la tarde al lugar (donde se reúnen a comer sábados y domingos, desde hace años, ciudadanos de origen latinoamericano) para impedir el negocio. Un escarceo entre un vendedor ambulante y un agente derivó en un enfrentamiento colectivo entre ciudadanos y policía, con lanzamiento de piedras y porrazos, respectivamente. Hubo cuatro agentes heridos y cuatro detenidos.

Según la Policía Municipal, el conflicto se debió a la reacción agresiva de "un grupo de unas 50 personas que cocinaban [ilegalmente]" contra agentes que se acercaron a pedirles la documentación. "A uno de los policías heridos le dieron con un palo en la cabeza", aseguró una portavoz policial, que matizó que la mayor parte de los asistentes a la zona donde se come en el lago no tuvieron nada que ver con el incidente, al que acudieron agentes de refuerzo.

La madre de una de las detenidas asegura que la policía actuó sin medida, golpeando indistintamente a quien estuviese alrededor, versión similar a otros testimonios. "Mi hija se acercó a ver que pasaba y un policía que la conocía la jaló [la agarró], le dio porrazos y la metió en el coche detenida", explicó la mujer, que no quiso dar su nombre y vende sin permiso refrescos en la zona. "Sé que hacemos mal, pero llevamos ocho años aquí vendiendo comida y pidiendo que nos den un sitio legal para hacerlo", razonó.

El Ayuntamiento afirma que el problema es difícil de combatir y que ha aumentado el control. La oposición socialista pide más vigilancia. "Es una concentración brutal de gente, se vende comida sin control sanitario y se consume alcohol de forma descontrolada. Es un polvorín al que no suelen ir más de cinco policías", dice el edil del PSM Óscar Iglesias.