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Reportaje:58º Festival de San Sebastián

"Uno de mis héroes ha sido Buñuel"

Peter Mullan presenta 'Neds', una película que se adentra en la violencia juvenil

Rocío García

Hay como una especie de obsesión en la filmografía como director del actor escocés Peter Mullan por la importancia de la educación, por los valores que desde la escuela se pueden inculcar a los adolescentes. Si en su anterior película Las hermanas de la Magdalena, León de Oro en el Festival de Venecia de 2002, abría viejas cárceles de la Iglesia Católica en Irlanda en un valiente homenaje a las miles de mujeres que vivieron allí una auténtica pesadilla, hoy con su tercer filme como director, Neds, presentado ayer en la sección oficial de San Sebastián, se adentra en la violencia de las pandillas juveniles de Glasgow , la ciudad en la que nació en 1959, y en las escasas o nulas expectativas de tantos jóvenes que intentan desesperadamente encontrar su lugar. "Mi intención con esta película no era hacer únicamente una crítica al sistema educativo en Gran Bretaña, sino dar a conocer las bajas expectativas que el sistema ofrece a estos jóvenes y el daño que les hace", aseguraba ayer Peter Mullan mientras devoraba ansioso un suculento sándwich relleno de todo: lechuga, tomate, huevo y mucha mahonesa. "La educación está claro que es fundamental, pero creo que hay que cambiar el enfoque en el sentido de que no todo el mundo es capaz de conseguir un éxito académico de la forma tradicional. Algunos jóvenes pueden tener otras habilidades y otros dones que hay que fomentar y explotar. La lengua, la física, la historia, las matemáticas no sirven a todo el mundo. Ahí están las manualidades o el arte dramático que puede ayudar a muchos jóvenes a expresarse en las escuelas y no en las calles peleando".

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Neds narra el recorrido de un joven estudioso a un navajero adolescente. Mullan, el actor que ganó en 1998 el premio a la mejor interpretación masculina en Cannes por su trabajo en Mi nombre es Joe (Ken Loach), y que ahora trabaja a las órdenes de Steven Spielberg en War horse, conoce esos sinsabores. Creció en un ambiente de violencia, supo de las noches duras desde el trabajo de un segurata de una discoteca en Glasgow y relata las peleas entre bandas con navajas y machetes. "La violencia entonces era la cosa más normal y natural", afirma Mullan, que luce una gran barba y una sonrisa casi permanente.

Se confiesa un admirador de Buñuel para explicar el porqué la introducción de elementos surrealistas y líricos en un retrato tan duro como el que relata Neds. "Quise apartarme del realismo social más corriente. Uno de mis héroes ha sido Buñuel. Siempre me ha parecido el más ambicioso y rebelde de los directores y por eso me atrajo, junto a los realistas italianos y los directores británicos como Ken Loach. Los elementos surrealistas sirven para animar los ánimos de la película y alejarlos de la simple y cruda realidad".

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