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Columna
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Fantasmas

Un anuncio con monja embarazada ha indignado al Vaticano. Y si los responsables de aquella otra siniestra ocurrencia no hubieran tenido que retirar la "fantasmal colección de otoño Línea Juarez" ahorita mismo las jóvenes asesinadas en México serían utilizadas para vender pintalabios gracias a la casa de diseño Rodarte y a la marca de cosméticos MAC (Estée Lauder), norteamericana y canadiense respectivamente. En las fotos, abundante sombra de ojos (bautizada "Ciudad Fronteriza") subraya la extrema palidez del rostro cadavérico. Otros afeites se llamaban Quinceañera, Maquiladora, Pueblo Fantasma, Fábrica, Insomnio... y un "colorete" simula sangre seca, a tono con telas delgadas de colores claros, telarañas, desgarres rojos... Todo un catálogo de sadismo iconográfico y narrativo que sublevó de tal modo que las empresas han tenido que pedir disculpas ofreciendo una donación "para mejorar la vida de las mujeres de esta castigada ciudad". Felicidades al "cerebro" de tan brillante estrategia comercial...

Viene de lejos la representación de la violencia (de la misógina, concretamente) como reclamo publicitario. Aún se recuerda la larga campaña previa de cierto centro comercial valenciano que proclamaba su "modernor" proyectando en los cines varios "crímenes". Las víctimas, tres chicas a las que un oportuno navajero redimía de no ir a la moda convirtiéndolas en muertitas superfashion.

En Guatemala las agrupaciones feministas exigieron a la zapatería MD que retirase su promoción "zapatos que están de muerte". Se representaba a una mujer asesinada en un sillón y en la morgue a otra de la que sólo se veían los zapatos, en un país donde se calcula que en 5 años han sido masacradas 3.500 mujeres.

Aquí acabamos de ver una maleta con chica dentro, atada y amordazada. Y se difundió un reclamo de Dolce&Gabbana en el que una mujer tumbada en el suelo era sujetada por las muñecas por un tipo duro mientras otros miraban guardando turno. Lo que es ir bastante más lejos de los territorios de superficialidad y trivialización a los que cierto tipo de publicidad nos tiene acostumbradas.

Si las grandes marcas aceptan entrar en este juego, ni qué decir lo que resulta cuando a algún listillo se le ilumina una "magnífica" idea. Se acordarán de aquel cartel de un bar de Almería que anunciaba calimocho mediante una criaturita que mostraba "sus partes" a un criaturito advirtiendo: "Con esto voy a controlar tu vida". O de aquella fiesta de "niñas con minifalda". O de ese modelo de cama infantil que la compañía británica Woolworths bautizó como "Lolita". Hay más escándalos: WH Smiths ofrecía cuadernos escolares con la conejita de Play Boy, BHS diseñó ropa interior sexi para preadolescentes y Tesco vendía como juguete una barra como la de los bares "donde las chicas bailan semi-desnudas". Y en una tienda de DVD en Bruselas "se alquilan 9.500 esposas de todo tipo y condición".

Pero en qué carísimos masters habrán cocido sus "creativos" tanta genialidad...

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