El despido del jefe de Nokia desvela la vital importancia del 'smartphone' en la industria del móvil

Ni en los díscolos banquillos de un equipo de fútbol hubiera ocurrido. El hombre que más teléfonos vende en el mundo, que vende más smartphones, despedido fulminantemente.

De cada 100 teléfonos que el pasado año se vendieron en el mundo (y fueron en cifras absolutas 1.300 millones de aparatos), 37 llevaban el sello de Nokia y 51 su sistema operativo Symbiam. Pero eso era el año pasado; en este último trimestre ya no son 37, sino 34 de cada 100, y su sistema operativo ha perdido 10 puntos. Y, lo que duele más, gana menos dinero que otra marca que solo vende 2,7 móviles de cada 100 (Apple). Y aún peor: ningún analista apuesta a que Nokia irá a mejor.

Medidas drásticas

Ante tales expectativas, el Consejo de Administración de Nokia rompió la pasada semana con su sagrada cultura de empresa, reflexiva y continuista, y actuó como un club de fútbol al borde de perder la Liga o como una start up de Silicon Valley: Olli-Pekka Kallasvuo, director general, a la calle; el jefe de la división de los smartphones, Anssi Vanjoki, a la calle. Se van como líderes indiscutibles. Según todos los analistas, el que viene no lo será.

El que viene se llama Stephen Elop y, para que se comprenda la situación que vive Nokia, es el primer jefe de la compañía no finlandés. Canadiense de nacimiento, ha desarrollado su vida profesional en la convulsa economía del software de Silicon Valley, es decir, bajo dos características que le faltan a Nokia: reflejos y software.

Desde el martes se celebra en Londres la Nokia World, donde muestra su última maravilla, el teléfono N8, que por prestaciones no tiene nada que envidiar a ninguno; sin embargo, los iPhone y los Android seguirán llenando los principales espacios en los periódicos y en la web.

La crisis de Nokia tiene fecha y nombre: 2007, cuando Apple lanza su teléfono inteligente, el iPhone. Nokia ya tenía el suyo y otras marcas también, pero el impacto de un intruso en la industria del móvil se infravaloró. Desde 2007, la compañía finesa ha perdido en Bolsa el 70%.

La clave del sector ya no está en vender móviles a 12 euros en países emergentes, la clave son los smartphones, teléfonos inteligentes conectados a Internet. El pasado año el 14,3% de los móviles vendidos eran smartphones, este año serán el 19%, y en 2014, aproximandamente el 42% de los casi 2.000 millones de móviles que se comprarán, según Gartner. En ese panorama de pérdida de protagonismo, Nokia necesitaba un cambio drástico.

Tender puentes

La designación del canadiense Elop obedece a que ha desarrollado su carrera en el mundo del software, el lado débil de Nokia; también su pasado ligado a Microsoft ayudará a tender puentes entre dos empresas en apuros en el campo de la telefonía, pues si Nokia pierde fuerza, no le va Microsoft a la zaga. Su sistema Windows Mobile estaba hace un año en el 9% de los móviles, en 2010 solo en el 5%. Ambos se necesitan y Elop puede ser el eslabón que les acerque más. Microsoft ya suministra soluciones de ofimática para móviles a Nokia. Ésta se encuentra ahora desarrollando el sistema MeeGo, Microsoft lanza Phone 7. Los analistas dicen que no será suficiente y que en 2014 (dos años antes, según otros) los Android superarán a Nokia.

Pero desde 2007 no solo ha aparecido Apple para competir con los fabricantes de móviles, también ha despuntado RIM (18,2% del mercado en el último trimestre, aunque parece que será la siguiente víctima) y, sobre todo, los móviles con Android (Google), que salta del 1,8% al 17,2% en un año.

La vitalidad del sector va a seguir provocando más destituciones y exigirá rapidez de reflejos, como acaba de demostrar Apple, que ha tenido que rectificar su política de aplicaciones para hacer frente a Android.