La Iglesia belga no pide perdón por temor a las reclamaciones económicas
Guy Harpigny, obispo de Tournai, reconoció ayer que la Iglesia belga está demasiado hundida en valores terrenales -no solo en el pecado-, y a ello atribuyó la liviandad del pesar expresado el lunes por el cardenal primado por los atroces sufrimientos causados por el clero a cientos de víctimas de abusos sexuales. Según Harpigny, reconocer la responsabilidad de lo ocurrido haría a las víctimas reclamar indemnizaciones millonarias, como las que ha debido pagar la Iglesia de Estados Unidos.
"Si entonamos el mea culpa nos hacemos moralmente responsables, legalmente responsables y la gente puede reclamar dinero", declaró ayer en la radio neerlandófona el obispo portavoz de la conferencia episcopal para la crisis de los abusos sexuales sobre medio millar de menores. El prelado reconoce, como sintieron los presentes y las víctimas, que la comparecencia del lunes del primado, André-Joseph Léonard, "fue una ocasión perdida para un mea culpa. Quizá la Iglesia está demasiado preocupada por sí misma".
Harpigny sí pidió "perdón a las víctimas" a título personal y se dijo partidario de entregar a la justicia la documentación oficial sobre los sucesos denunciados por la comisión del psiquiatra infantil Peter Andriaenssens a partir de 475 testimonios de abusos perpetrados durante cuatro décadas sobre menores, 13 de los cuales acabaron suicidándose. El obispo de Tournai recordó que hay víctimas que acudieron a Adriaenssens pensando en la confidencialidad y que no desean que la justicia secular intervenga en su caso.
Prescripción del delito
Aunque la mayoría de los delitos se dan por prescritos, un fiscal belga opinó que podrían no haber caducado si los abusos perpetrados en un momento tienen efectos sobre circunstancias posteriores. La confirmación de tal tesis abriría un nuevo horizonte a la justicia belga. El penalista estima que la justicia debe tener prioridad absoluta en el caso y que el papel de la Iglesia debe limitarse al de acompañante "para ayudar espiritualmente a las personas por las que la justicia ya no puede hacer nada".
A falta de que algunos religiosos acepten recorrer el calvario público de reconocer ante la justicia que han perpetrado delitos, como Léonard pidió a los que no hayan denunciado sus culpas, sigue por resolverse el destino el ex obispo de Brujas, Roger Vangheluwe, detonante de toda esta crisis. Los más críticos han pedido que sea expulsado del sacerdocio, algo que solo el Papa puede hacer.
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