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Aguas de Sabadell exhibe su ADN local al plantar cara a Agbar

El grupo comprador rebajará su oferta en proporción al dividendo extra

Sabadell ha declarado la guerra a Aguas de Barcelona (Agbar). La ciudad no está dispuesta a renunciar, al menos sin luchar con uñas y dientes, a la propiedad de la Compañía de Aguas de Sabadell (Cassa).

La alarma saltó el pasado 28 de junio, cuando Agbar -controlada por el grupo francés Suez Environnement, con participación de La Caixa- presentó una oferta para adquirir la totalidad de la compañía sabadellense. Hasta la junta extraordinaria de accionistas de ayer, solo el Ayuntamiento de Sabadell había expresado en público sus reticencias a la operación. En las pasadas semanas, el Consejo de Administración de Cassa preparó su defensa contra el asalto, consistente en rebajar los fondos de la compañía en casi nueve millones de euros y así intentar que Agbar revise su oferta de compra. Esta maniobra se concretó en la junta de ayer, con la aprobación del reparto de dos dividendos diferentes.El primer dividendo, a cargo de los resultados ordinarios, será de 0,35 euros por acción. El segundo, extraordinario, será de cuatro euros por acción e irá a cargo de los recursos de libre disposición de la empresa. Traducido en dinero, suman 220.000 euros y 2,5 millones, respectivamente, que Cassa pagará en metálico a sus accionistas el 17 de septiembre. Además la junta aprobó la venta de su filial Ribatallada, valorada en seis millones, recursos que también se repartirán entre los accionistas. En total, el grupo pagará 10 euros por acción.

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Las medidas fueron aprobadas por la mayoría. El Banc de Sabadell se abstuvo a la venta de Ribatallada, que posee acciones del banco. "No queremos que nuestras acciones se vendan así como así", argumentó el representante de la entidad financiera.

En este contexto, Agbar, que ofrece pagar a los accionistas 71 euros por cada título y que ahora ya posee un 11,16% de Cassa, se mostró beligerante. El grupo votó en contra de todas las propuestas y avisó de que si la compañía vallesana se deshace de parte de sus fondos, Agbar revisará su oferta en proporción. Así, la oferta de compra de presentada por un valor de 71 euros por acción se podría reducir a 61 euros.

Dinero y arraigo

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Para los accionistas de Cassa el dinero es importante, pero no lo único importante. Es cierto que el consejo considera la oferta de Agbar insuficiente. De hecho, Agbar había propuesto en el pasado comprar Cassa a 65 euros por acción cuando la sabadellense cotizaba a 44. El consejo lo rechazó y las acciones se encaramaron, en parte por la compra de autocartera.

Pero además ayer quedó patente cuánto les preocupa perder el sello sabadellense y el símbolo que representa la compañía para la ciudad. Y es que la Compañía de Aguas de Sabadell fue forjada por las fuerzas vivas de la ciudad del siglo pasado. Corría el año 1949, con Sabadell en plena expansión económica. Pero a los industriales les faltaba el suministro de agua para impulsar su crecimiento. Así, las principales familias de la ciudad, junto con el Gremio de Fabricantes, la antigua Caixa Sabadell y Banc Sabadell y el Ayuntamiento, emprendieron el proyecto para crear una compañía de aguas y se estableció una gestión público-privada de la empresa. Un modelo mixto que se ha mantenido hasta ahora, en que Cassa da servicio a 60 municipios (una población de 800.000 personas) y tiene un negocio de 39,3 millones de euros.

"Cassa es la ciudad", resumía un accionista el espíritu que se respiraba en la junta. De poco sirvieron las promesas del representante de Agbar de mantener las inversiones y el "carácter sabadellense" de la empresa, así como la presencia del Ayuntamiento en la dirección. Los accionistas respaldaron al alcalde de Sabadell, Manuel Bustos, que se mostró dispuesto a liderar la lucha contra la oferta para preservar "el sabadellismo".

Contratos como arma arrojadiza

Aparte del reparto de sustanciosos dividendos, la junta extraordinaria de accionistas de Aguas de Sabadell (Cassa) aprobó ayer un "aviso para navegantes" dirigido a Aguas de Barcelona (Agbar). El Ayuntamiento y el Consejo de Administración de Cassa se reservan el derecho a rescindir cuando quieran los diferentes contratos que ambos mantienen sobre la gestión de las aguas residuales de la ciudad y del tratamiento de secado de los lodos.

La cancelación de estos contratos "se producirá si es necesario y se da la situación", aclaró el alcalde de la localidad, Manuel Bustos, en referencia a la posible luz verde de la oferta pública de adquisición (OPA), todavía pendiente de producirse. Al representante de Agbar no le sentó nada bien la advertencia y criticó que el Consejo de Administración de la empresa no aclarara los motivos reales de la medida.

En la compañía barcelonesa tampoco se vio con buenos ojos el hecho de que se planteara en la junta un tema "no económico" como este. En previsión de que Agbar se plantee algún recurso, Manuel Bustos advirtió a la empresa que lo considerará como un "claro signo de hostilidad contra la ciudad".

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