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Análisis:EL ACENTO
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

La insoportable tristeza

Quedaban 25 segundos cuando la selección española de baloncesto consiguió empatar a la de Serbia. El partido se torció desde el principio, y hubo desajustes defensivos frente a un equipo joven que salió hambriento de victoria: llegaron a sacar una ventaja de 10 puntos y varias veces estuvieron con ocho por delante. Cuatro minutos antes del final, el marcador presagiaba la catástrofe, con los serbios por delante: 86-78. Pero la Roja no se desinfló, los jugadores controlaron los nervios y mantuvieron la cabeza fría y firme el pulso. El empate se consiguió cuando faltaba demasiado poco tiempo. Fue entonces cuando, desde una distancia valga que infinita, Teodosic se levantó del suelo y lanzó con un arco demasiado abierto hacia arriba. A mitad de camino la pelota cambió de dirección y empezó a caer y se clavó en el aro. Triple (o cuádruple o lo que se quiera: es difícil nombrar el prodigio). Solo había tres segundos para inventarse un milagro.

Y no fue, no pudo ser. Así que cayó de inmediato esa tristeza inmensa que se viene encima como un muro de cemento y deja a todos hechos una piltrafa. Y en piltrafa quedaron convertidos el miércoles esos jugadores que llevan ya años en la cumbre (campeones de Europa y del mundo, y presentes en otras dos finales desde 2006). De acuerdo, en Turquía no quiso participar su figura mayor, Pau Gasol, y tampoco estuvo Calderón por una lesión inoportuna. Los lamentos podrían orientarse por ahí, pero sería injusto. España tiene equipo para haber seguido adelante.

Sin embargo, hubo ruidos en el motor de la Roja desde el principio. A Francia se la pudo derrotar con autoridad, pero la selección se desinfló, y fue como si se durmieran para dejarse ganar. A Lituania le sacaban 18 puntos cuando faltaban 14 minutos: y terminaron perdiendo. Con Líbano hicieron uno de los peores primeros tiempos de su historia y no llegó el bochorno porque era rival de poca entidad, y al final ganaron. Malos signos. Eso sí, de pronto contra Grecia estalló la furia y volvió a brillar el talento. El triple de Teodosic fue solo la puntilla. Algo no iba bien. Esta insoportable tristeza no deja pensar qué falló. Y hay que hacerlo porque esos jugadores, todos, siguen teniendo madera de campeones.

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