La Diputación pide a la familia Guerrero que decida ya sobre su obra

El legado de José Guerrero (1914-1991) vive sus últimos días en Granada. Una semana, hasta marzo o 2011 como máximo. Nadie cree que los cuadros de uno de los mayores representantes del expresionismo abstracto permanezcan más de un año en la ciudad. La Diputación de Granada escenificó ayer lo que desde hace meses era un secreto a voces: la negociación ya no existe. "Hemos hecho todas las concesiones que hemos podido, pero hemos llegado a un punto en el que tenemos que saber qué va a pasar porque hay unas asignaciones presupuestarias que resolver", explicó la diputada María Asunción Pérez Cotarelo.

El próximo 15 de septiembre expira el ultimátum anunciado ayer por la Diputación y enviado por carta a los abogados de la familia. De no haber una respuesta positiva a las distintas alternativas que plantea la institución provincial se procederá al embalaje de la obra de Guerrero, que será enviada a la dirección de Madrid que especifique la familia. Se trata sólo de un adelanto de la fecha de salida, ya que los herederos tenían prevista la "mudanza" para el próximo marzo.

Dos opciones

"No queremos que esto suceda pero, sinceramente, soy bastante pesimista", dijo Pérez Cotarelo, quien lanzó una última oferta a la familia con dos opciones: la primera, la creación de una fundación pública en la que la Diputación tendría al menos el 51% y que estaría abierta al Ministerio de Cultura, la Junta o la Universidad de Granada. Esta fundación tendría un patronato con representantes de las instituciones, expertos en la obra de Guerrero y los fundadores. La segunda opción es la fundación privada que en un primer momento no disgustaba a la familia y en la que la Diputación sólo aportaría el Centro Guerrero y alguna cantidad económica puntual. "Para cualquiera de estas dos vías, tendrían que comprometerse al menos a que la obra permaneciera en Granada todo el año 2011", explicó la diputada.

La polémica sobre el legado de José Guerrero comenzó hace más de un año, cuando la Diputación de Granada anunció la creación de la Fundación Granadina de Arte Contemporáneo, dentro de la cual quería incluir el Centro. La familia se negó y amenazó con llevarse las obras del pintor, al considerar que las obras no estaban bien expuestas.