La tormenta se come las calles
Fue una tormenta móvil. Durante tres horas la lluvia viajó del noroeste al sureste de Madrid, desde Galapagar hasta Alcalá. Tuvo un efecto doméstico: inundó sótanos y garajes. Convirtió algunas calles en piscinas (en la imagen tomada desde la calle Miguel Yuste). Y provocó retrasos de hasta 20 minutos en los vuelos del aeropuerto de Madrid-Barajas.
La región estaba ayer en alerta de lluvias. El servicio de Emergencias regional atendió 185 avisos entre las 18.45 y las 21.00. Los bomberos de la Comunidad hicieron 40 intervenciones para vaciar garajes y sótanos, sobre todo, en Torrelodones, Villalbilla o Meco. En la capital, atendieron 10 llamadas en San Blas y Barajas. Además de inundaciones, se desprendió una cornisa y cayó una rama. Dos semanas después de la tímida lluvia del 19 de agosto, que sorprendió a los turistas con las chanclas y sin paraguas, la nueva tormenta nos recuerda que el otoño, ahora sí, está a la vuelta de la esquina.