Aguirre regresa al ralentí

La presidenta regional, Esperanza Aguirre, compareció ayer ante los medios después de dejar a medias la primera reunión del Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid. Se marchó a Torrejón en medio de la ejecutiva para recibir los restos mortales de los agentes fallecidos en Afganistán. La reunión del Gobierno de Aguirre era la primera en la que participaban todos sus miembros (nueve consejeros y la presidenta) tras las vacaciones de verano. Este encuentro supone la apertura oficial del nuevo curso político a nueve meses de las próximas elecciones regionales.

La presidenta acostumbra a estrenarse con duras críticas contra el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero. Pero esta vez pasó casi de puntillas. Aunque le dejó un recado: "Zapatero es diputado por Madrid desde hace dos legislaturas y no ha acudido a ningún acto, ni a una fiesta madrileña, ni a San Isidro, ni a la Almudena, ni a un acontecimiento deportivo". La estrategia de la presidenta del PP regional, hasta ahora, es hacer oposición desde Madrid al Ejecutivo central.

Aguirre afronta los últimos meses de su legislatura más dura

Ultima un proyecto para reorganizar la Administración regional

A pesar de sus declaraciones, Aguirre mostró una actitud menos beligerante que en otras ocasiones. La táctica ahora pasa por no enturbiar la guerra interna que vive el Partido Socialista de Madrid (PSM) a cuenta de las elecciones primarias. La pelea del rival le beneficia. La presidenta del PP regional considera que el viento sopla a su favor y quiere evitar salidas de tono. La orden es bajar la intensidad de las declaraciones. Quieren evitar escenas como la que protagonizó el diputado del PP, Juan Soler, quien la semana pasada aseguró que la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, no era buena candidata para Madrid por su acento andaluz. Estas manifestaciones provocaron un importante revuelo mediático que perjudicó al PP. El parlamentario fue severamente reprendido por ello. Por eso, la presidenta quiso dejar claro que no comparte "ese punto de vista".A Aguirre le queda menos de un año de mandato. Durante ese periodo tendrá que culminar los proyectos a los que se comprometió en la anterior campaña electoral, deberá hacer frente a las secuelas de la crisis económica y reanimar una economía aún renqueante.

Mientras tanto, el Gobierno del PP de la Comunidad de Madrid prepara el debate sobre el Estado de la Región. Este año el examen anual a la gestión de Aguirre en el Parlamento regional se celebrará el 14 y 15 de septiembre, según avanzan fuentes del Ejecutivo autonómico. Todos los partidos (PP, PSOE e IU) elaboran ya las estrategias para la cita. Los partidos de la oposición incidirán en el severo desgaste que han sufrido durante esta legislatura los servicios públicos como la sanidad y la educación.

Los populares llevan años anunciando medidas rimbombantes para acaparar la atención mediática durante el debate. El año pasado avanzó que elaboraría una ley de autoridad del profesorado. La norma se ha aprobado recientemente, casi un año después.

Para este año, la sorpresa esperada es el complejo proyecto para reformar la estructura de la Administración regional y reducir drásticamente el número de empresas públicas, entes regionales, fundaciones...

El Gobierno regional lleva meses trabajando en este plan de austeridad que afecta a todas las consejerías. Supondrá reducción de recursos y de personal, lo que ha provocado ciertas discrepancias del Gobierno regional. El Ejecutivo también afila el lápiz y prepara la goma de borrar porque en las próximas semanas tiene que elaborar los presupuestos más austeros de los últimos años. La Consejería de Economía y Hacienda, que dirige Antonio Beteta, ha comenzado a calcular las previsiones de inversión y gasto para el próximo año. Y el recorte en los presupuestos puede alcanzar hasta el 10%, según avanzó la propia Esperanza Aguirre.

Además, la idea es ir perfilando el fin del mandato. Para eso, se acelerarán algunos proyectos en marcha. Y se iniciarán otros comprometidos, como el plan director para el nuevo aeropuerto de El Álamo. Aguirre había previsto construir durante esta legislatura cuatro nuevos hospitales (Collado Villalba, Torrejón, Carabanchel y Móstoles) y otros 55 centros de salud. Debe darse prisa porque las obras aún no han empezado en Collado y en Torrejón y Móstoles llevan retraso. Otra de las promesas que quedarán en el olvido son las líneas de Metrobus, carriles específicos para autobuses que la Comunidad de Madrid aún ni siquiera ha sacado a concurso público.

También deberá afrontar nuevos capítulos del caso Gürtel. La policía continúa con la investigación de uno de los mayores casos de corrupción de la democracia y que afecta a un partido político. La policía y la fiscalía han pedido que declaren como imputados una veintena de trabajadores de la Comunidad de Madrid. Esta es sin duda la legislatura más dura para Aguirre. Ha tenido que lidiar con el supuesto caso de espionaje político a altos cargos del PP en la Comunidad de Madrid, archivado por la justicia, o las sacudidas del caso Gürtel. El ex consejero de Deportes, Alberto López Viejo, fue destituido por su implicación en la red corrupta. Además, el PP ha convivido en la Asamblea de Madrid con tres diputados imputados en el caso, el propio López Viejo, Alfonso Bosch y Benjamín Martín Vasco.

Durante las próximas semanas, la presidenta prevé acentuar su presencia con actos de educación. Pronto abren los colegios y las universidades. Pero el curso político acaba de comenzar.