_
_
_
_
Accidente minero en Chile

"Sáquennos de este infierno"

Los 33 mineros atrapados piden al presidente de Chile que no les abandonen - Los equipos abren otra vía de comunicación para enviar oxígeno comprimido

Francisco Peregil

Se va apagando la euforia del domingo en el campamento de la Esperanza, al pie de la mina San José (Chile). Y lo que es peor, puede que se esté acabando también la alegría que estalló entre los 33 mineros atrapados desde el 5 de agosto. "Ahora vendrá un periodo de depresión y abatimiento", admitió ayer en San José el ministro de Salud, Jaime Mañalich. Allí mismo, familiares de los mineros colgaron un cartel de cinco metros: "Vamos, carajo, un montón de tierra y piedras no pueden con este puñado de atacameños".

Uno de los tragos más duros que han tenido que asumir los mineros es que el rescate no va a ser inmediato. "Hemos podido decirles más o menos que no vamos a poder estar con ellos antes de las fiestas patrias [el bicentenario se celebrará el 18 de septiembre], pero sí antes de Navidad. Es un periodo bastante amplio como para que no pierdan la esperanza", dijo el ministro.

Las autoridades aceleran el cierre de 18 minas que no cumplen las normas
Más información
Luto en Afganistán
La explosión retardada de un milagro

El martes a las seis de la tarde (media noche en la España peninsular), el presidente de Chile, Sebastián Piñera, contactó con Luis Urzúa, el jefe de turno de los 33 mineros. Cuando Piñera le preguntó qué necesitaban, Urzúa, que aún no sabía ni sabe que el rescate se prolongará unos tres meses, dijo: "Necesitamos que nos rescaten lo más pronto posible, que no nos abandonen".

"Estamos esperando que todo Chile haga fuerza para que nos puedan sacar este 18 de septiembre", indicó Urzúa, según publicaba ayer el diario El Mercurio. El periódico La Tercera, citando fuentes de la presidencia, señalaba que Urzúa añadió: "Señor presidente, nosotros necesitamos que no nos abandonen. Como mineros, los 33 que estamos aquí, bajo un mar de roca, estamos esperando que todo Chile haga fuerza para que nos puedan sacar de este infierno". "Les puedo asegurar, como presidente de Chile, que no los vamos a dejar solos", le contestó Piñera, antes de dejarle caer que la cosa irá para largo.

La batalla va a ser dura. Pero si hay algún sitio en el mundo donde la gente pueda estar capacitada para superar este tipo de trance, esa es la región de Atacama, donde se encuentra la mina San José. El minero José Henríquez, de 56 años y dos hijas de 31, ya se ha visto varias veces con su vida colgando de un hilo. Ahora respira a 700 metros bajo tierra, pero sus hijas Karen y Hettiz saben que también saldrá de esta. "En 1986, él estaba en un campamento al pie de la mina, durmiendo con su padre y su hermano, también mineros. Y se les vino de pronto un alud. Despertó al hermano y salieron en pura ropa interior. Muchos mineros amigos de él murieron porque se volvieron a por sus cosas. Y ellos pasaron dos días durmiendo a la intemperie semidesnudos", comenta Hettiz.

Ahora, José Henríquez, aguarda, como los demás, la llegada de víveres, agua y medicamentos. A través de la primera sonda que se abrió ya se les ha enviado colirio para los ojos, ungüentos para la piel, que la tienen afectada por tanta humedad; sopa con sabor a chocolate y cartas de familiares. Ayer logró abrirse otra vía de comunicación y a través de ella les llegará oxígeno comprimido y comunicación permanente. "Tenemos la suerte de que entre los mineros hay uno, Jhonny Barrios, que tiene conocimientos de enfermería, y él nos está ayudando a tomarles datos médicos a los demás que nos van a servir para saber qué tipo de alimentos y aire tenemos que enviarles", indicó el ministro de Salud.

Urzúa, el minero de 56 años que se encargó de mantener la disciplina en el grupo de los 33 durante los 17 días en que tuvieron que racionar unos alimentos que en condiciones normales solo les habrían durado tres días, ha relatado cómo vivieron el accidente. "Veinte [minutos] para las dos de la tarde se vino el cerro hacia abajo. Nosotros estábamos preocupados por los compañeros que iban saliendo con un camión que iba cargado (...), después llegó el tierral y como en cuatro o cinco minutos no podíamos ver qué es lo que había, en qué situación estábamos. Luego vimos que estábamos atrapados por una enorme roca en toda la pasada del túnel", relató Urzúa en conversación transcrita por El Mercurio.

La conversación con los mineros, así como todos los contactos que se han venido efectuando desde el domingo, ha sido posible gracias al trabajo de un grupo de mineros de la compañía Adviser, quien ofreció su mejor maquinaria. Los especialistas en perforaciones estuvieron durante 17 días lanzando sondas a 700 metros de profundidad, hasta dar con los 33 supervivientes. Unas pasaban de largo, otras se quedaban cortas, otras se desviaban. Y, mientras tanto, nadie sabía si alguno de los 33 seguía con vida. Los expertos aseguraban que las opciones de encontrar a algún superviviente eran del 2%. Al final lo lograron.

En el campamento de la Esperanza, al pie de la mina San José, aún no se ha apagado del todo el ambiente festivo que explotó el domingo cuando se supo que estaban vivos los 33. Por eso, el presidente Piñera le dijo al jefe de los mineros atrapados: "Don Luis, primero que nada quiero decirle: usted no sabe lo que pasó en nuestro país el domingo. En todos los hogares hubo lágrimas de alegría, de emoción". En efecto, en Santiago de Chile, a 900 kilómetros de allí, sonaron los vítores en el metro, en las estaciones de autobuses, en los mercados...

Tras el accidente, las autoridades chilenas han acelerado el cierre de 18 minas que no cumplían las normas de seguridad.

Ahora, se trata de mantener el ánimo y la salud en forma durante todas estas semanas en las que seguirán a oscuras. Será difícil. El ministro de Salud indicó ayer que se han preparado fármacos para hacer frente a posibles depresiones. Las cartas que envían sus familiares, supervisadas por psicólogos, ayudan. "Todo lo que les decimos es de buena vibra, para darle autoestima", dice un hermano del minero Víctor Zamora.

André Sougarret, jefe de los equipos de rescate, se dirige a los medios de comunicación.
André Sougarret, jefe de los equipos de rescate, se dirige a los medios de comunicación.EFE
Fotografías de los 33 mineros que permanecen atrapados en la mina San José, cedidas por <i>El Diario de Atacama</i>.
Fotografías de los 33 mineros que permanecen atrapados en la mina San José, cedidas por El Diario de Atacama.EFE

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_