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Columna
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Lobama

¿Se impondrá el imperio Gil y Gil con su inspector Torrente a la pareja Lomana-Obama? Marbella ha vuelto al candelero en agosto. La presencia de Carmen Lomana y Michelle Obama es lo mejor que le ha ocurrido a Puerto Banús en lo que llevamos de siglo, si se aprovecha para algo más que para vender camisetas de "Aquí se sentó Michelle", "En esta playa se bañó Sasha". En cualquier caso, un regalo inesperado para relanzar la imagen de Marbella, aunque poco después la familia Obama se fue a las playas de Florida afectadas por vertidos petrolíferos. Si la Casa Blanca tiene una hoja de ruta para meterse en todas las aguas fétidas del mundo, no será su última visita a España.

Por si no fuera bastante para Marbella, entre lo poco original que las cadenas han programado sobresale Las joyas de la corona (Telecinco), donde 12 jóvenes han sido encerrados con el fin de desasnarse. De lograr tal desafío extremo se encarga un grupo de profesores dirigidos por Carmen Lomana, hace poco personaje de papel cuché y antes ni eso. Lomana ha devenido en epítome de Marbella: lujo, elegancia y buen gusto, una especie de relevo de Isabel Preysler. La diferencia es que Lomana no hace ascos a la cámara ni al directo ni cambia sus costumbres (a sus 62 practica el top less, con o sin paparazzi). Aceptó el reto de participar en Mira quien baila y ahora aquí es la directora de la academia del buen gusto. Y, sorprendente, las chicas de la academia no quieren ser Britney Spears, quieren ser Lomanas. O sea, que tiene algo.

La cadena confió en las posibilidades de la hierática figura de esta embajadora de Marbella. En medio de esos desastres humanos que suele ser el personal que participa en los realities, Lomana, contratada para dar brillo y categoría al programa, resulta que lo que aporta es cordura y sentido común. La menos pretenciosa de todo el profesorado (inaguantable el pavo real López de la Franca), Lomana ha ido ganando confianza ante la cámara, incluso ha conseguido mover la boca y así poder soltar exabruptos impropios de la telebasura, como: "El dinero no da la educación". Dicho, por cierto, poco después de que una de sus alumnas informara de que con tanta bronca se le había "tostao el conejo". Si Lara es despedida por Lomana, que no se preocupe, Torrente le hace sitio en su otra Marbella.

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