Un momento "indescriptible"

El lanzamiento del chupinazo con el que se abren las fiestas de La Blanca le correspondía este año al grupo municipal de Ezker Batua, pero sus concejales optaron, en un gesto notable, por ceder el momento a cuatro ciudadanos. Y ayer Patricia Furlong, Pedro Montoya, Joseba Pangua y Aurora San Vicente prendieron con sus respectivos mecheros el cohete y pasaron por ese instante a la historia de las fiestas de Vitoria.

"He disfrutado muchísimo del momento", comentaba emocionada, después la argentina Patricia Furlong, 14 años ya en Vitoria, aunque ayer disfrutaba de su protagonismo como lo que en la capital alavesa se conoce como un VTV, "Vitoriano/a de toda la vida". "Se lo he explicado a mi familia en Argentina, pero continúan diciendo que estamos totalmente locos", apuntaba minutos después de prender el cohete.

Horas antes, Aurora San Vicente, periodista jubilada, con una dilatada historia en RTVE y Radio Álava, explicaba sus emociones de un momento "indescriptible". "Ya sé que sólo es encender una mecha, pero para mí, ha supuesto todo un reto". La veterana locutora recuerda que rechazó en un primer momento este papel protagonista. "Pensaba que me llamaban para que diera un nombre, para colaborar, así que mi primera respuesta fue: 'que yo no soy nadie".

Al final, aceptó. "Tú representas a la gente de abajo, me dijeron, a los vecinos de la ciudad, y poco a poco, me fueron convenciendo". La armonía ha reinado entre estos cuatro ciudadanos notables por un instante, hasta el punto de que ayer acudían "arropados por esta nueva convivencia de unos días", explicaba Aurora San Vicente.

Los nervios previos eran comunes. Pedro Montoya, blusa de la comparsa Bereziak, barril en la tamborrada de San Prudencio y socio del Alavés y el Baskonia, reconocía que la tensión había aumentado desde el día de Santiago, la jornada considerada el aperitivo de La Blanca. "Entonces, muchos compañeros me insistieron en la importancia del papel que íbamos a protagonizar y desde entonces, casi no he pegado ojo", comentaba.

Los cuatro acudieron al chupinazo con su vestuario habitual. "En un principio, le di muchas vueltas al asunto, hasta que los amigos me insistieron que tenía que ir como voy al Celedón, vestida de fiesta", recuerda la periodista vitoriana.

Joseba Pangua, operario de Mercedes, también destacaba los ánimos de familiares y amigos. Aunque quizás lo que más envidia ha causado entre los conocidos de estos cuatro protagonistas por un día ha sido el hecho de que Gorka Ortiz de Urbina les colocara el pañuelo de fiestas. En efecto, ayer, el momento más emotivo llegó cuando Celedón se acercó a cada uno de los lanzadores del chupinazo para ponerles el pañuelo rojo al cuello, que se ha impuesto sobre el de cuadros. Todo un honor.