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Golpe de la Ertzaintza a ETA

"Es muy deportista y le gusta cuidarse y beber poco"

Vecinos de Hernani destacan que el presunto etarra juega al rugby

Gurutz Agirresarobe Pagola tenía como costumbre comer huevos fritos con jamón los sábados con sus amigos antes de los partidos de rugby, deporte que practicaba en el equipo senior B de Hernani (Guipúzcoa). El presunto asesino de Joseba Pagazaurtundua , que trabaja en una fábrica de extintores, es un hombre conocido en el pueblo, con una vida normal, antes y después de apretar el gatillo a bocajarro contra el sargento jefe de la policía municipal el 8 de febrero de 2003 mientras este tomaba un café en un bar de Andoain.

El etarra formaba parte, según la policía, de una célula durmiente del complejo Donosti. Tanto él como Aitziber Ezkerra, que trabaja en un cargo administrativo en el Ayuntamiento de Hernani, un puesto eventual que ocupa desde hace poco, eran miembros legales de la banda y pareja sentimental en el momento que se cometió el asesinato. Sus vidas transcurrían en la cotidianidad a la espera de una llamada con la pauta dictada por ETA.

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Durante estos siete años, Agirresarobe ha vivido en un edificio de una céntrica plaza del pueblo guipuzcoano de casi 20.000 habitantes gobernado por ANV. Antes de comenzar a trabajar en la fábrica de extintores, el presunto etarra opositó sin éxito a bombero de la Diputación Foral de Guipúzcoa y a empleado de mantenimiento del Servicio Vasco de Salud.

Sus vecinos de portal no querían ayer hacer declaraciones a este periódico alegando no saber nada sobre la vida de Agirresarobe, que espera un hijo de su actual novia. "Estamos muy asustados con las detenciones de esta madrugada", comentaba una señora que vive tres pisos más abajo y se queja de no haber "pegado ojo" en toda la noche. Como un joven más del pueblo, frecuentaba los bares de alrededor de su casa y le gustaba correr. "Es muy deportista y le gusta cuidarse y beber poco", cuenta el dueño de un bar ubicado en la parte vieja de Hernani, donde el etarra tomaba los cafés de mediodía. En este sentido, el presunto asesino de Pagazaurtundua acababa de realizar el Camino de Santiago.

No es fácil encontrar testimonios sobre Agirresarobe, a pesar de que era una persona integrada y conocida en el pueblo. El hermetismo impera en los sectores más radicales de la localidad gobernada por la izquierda abertzale, cuando se trata además de uno de lo suyos, pero también entre la gente de a pie -que o no quieren hablar o no saben la identidad del vecino-. "No le pongo cara, pero me suena su nombre", señala la dueña del quiosco de la plaza. Los establecimientos de la zona tampoco quieren ahondar en la rutina de Agirresarobe; solo algunos locales que frecuentaba dan pistas de cómo transcurría el día a día del supuesto asesino de Pagazaurtundua. Quienes lo conocen le describen como una persona cordial: "Se paraba a saludarme en cuanto me veía", señala un camarero de un bar próximo a la casa del detenido.

A la espera de hallar más pistas para trazar el perfil del etarra, el cronista de la gaceta del pueblo se erige como portavoz del terrorista: "No se sabrán más detalles de los detenidos mientras estén incomunicados".

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