Agentes buscan confidentes

Los ertzainas C. L. y J. A. tenían montado un sistema de fuentes procedentes de diversos círculos de la sociedad vitoriana del que obtenían informaciones. Ni los objetivos ni los informantes con quienes guardaban relación los agentes parecen tener la menor conexión con su cometido profesional relacionado con la lucha antiterrorista.

Ambos policías están imputados por su supuesta implicación en una trama de espionaje que se desprende de la causa por corrupción conocida como caso De Miguel. Al parecer, con los datos que extraían de esas supuestas conversaciones, los ertzainas elaboraban las notas que pasaban al ex dirigente del PNV, Aitor Tellería. Además de transmitirle la información, le daban cuenta en cada caso de la fuente concreta que se la había proporcionado. Personalidades del PSE, del PP, de la patronal alavesa SEA, o con supuestas relaciones con el CNI, fueron algunas de las personas de las que obtuvieron la información.

En un listado que maneja el juzgado existe al menos una decena de nombres de presuntos informantes de los ertzainas, uno de ellos autoidentificado como Karlitos en sus notas. No consta si esos contactos perseguían un objetivo común o cada uno respondía a una finalidad distinta, ni cuál podría ser ésta. Es algo que solo podrán deducir, en su caso, los responsables de la investigación, una vez que examinen la información que los agentes recabaron después de cada uno de esos encuentros.

El del espionaje es una pieza separada del caso De Miguel, que el juez Ramos decidió abrir a raíz de los registros en los que se hallaron, en poder del ex diputado alavés del PNV Aitor Tellería, informes sobre terceras personas de factura policial. El rastreo ordenado por el instructor condujo a la imputación de los ertzainas.