La falta de pruebas salvó al funcionario

Helio Lozano, ex director de licencias y espacio público de Ciutat Vella inculpado en una trama de sobornos en ese distrito, fue el centro de una investigación interna del Consistorio en el mandato de 2003 a 2007 que no concluyó en nada. Fuentes municipales explicaron que ese responsable técnico fue investigado por sospechas de "irregularidades" en licencias e inspecciones. Las sospechas quedaron en eso y Lozano siguió como responsable principal de las licencias y las inspecciones de Ciutat Vella -por encima de él solo está el gerente en el escalafón administrativo- hasta que fue relevado en junio de 2008 por decisión de la entonces edil, Itziar González.

Lozano se incorporó al distrito de Ciutat Vella en 2001 y fue fichado por el entonces gerente, Josep Maria Lucchetti, en el mandato en el que la regidora era Caty Carreras-Moysi. "Me lo presentaron como un técnico trabajador y con conocimiento de su cometido", apunta la que fue edil hasta 2003, que nunca sospechó nada. En ese periodo el asunto más polémico en el distrito fue la intervención del Ayuntamiento in extremis para impedir que el antiguo Estudio 54 se convirtiera en un macroprostíbulo. Ese proyecto fue impulsado por la misma empresa que explotaba el macroprostíbulo Riviere, en Castelldefels. Ese local, así como el Saratoga, fue clausurado hace un año y medio por decisión de la juez Elisabet Castelló, titular del Juzgado número 33 de Barcelona. De aquella investigación, que también imputa al ingeniero Joaquín Quílez, se ha desgajado la investigación judicial que ha llevado a Lozano a la cárcel durante unas semanas.

El imputado Quílez es el hilo que ha llevado hasta la trama

Helio estuvo en el distrito ocho años, hasta que lo echó la edil Itziar González

Quílez es el hilo que ha guiado hasta la trama de Ciutat Vella y ha admitido ante la juez siete sobornos a Lozano. En ese proceso está también imputada la ex funcionaria del distrito Elena Ariza y 25 empresarios han declarado ante los Mossos d'Esquadra.

Lozano siguió desempeñando la misma función en Ciutat Vella en los cuatro años en que Carles Martí fue edil del distrito. Su brazo administrativo fue el gerente Jordi Parayre -ahora teniente de alcalde en Cornellà-, a quien este diario ha intentado localizar sin éxito. Fue un periodo, el comprendido entre 2003 y 2007, en el que la actividad de todo tipo de negocios en Ciutat Vella se disparó, por la creciente actividad turística -bloques enteros fueron adquiridos para convertirlos en hoteles- y por los negocios de la inmigración, muchos de ellos también orientados al tirón turístico. En ese contexto, los apartamentos para turistas proliferaron, sobre todo en las zonas del Barri Gòtic, el Raval y la Barceloneta, ante la ausencia de normativa. Cuando esta se tenía que aplicar, el último día de plazo -31 de diciembre de 2006- se presentaron 675 solicitudes de licencia y 661 de ellas llevaban la firma del ingeniero Quílez. Esa avalancha colapsó el distrito. Algunas de esas licencias están siendo investigadas por el juzgado por los indicios de que hubo soborno. De ellas, 54 han sido revisadas piso por piso por el distrito de Ciutat Vella siguiendo las indicaciones del juzgado y en 16 casos se han encontrado deficiencias urbanísticas que podrían suponer la pérdida de licencia para 12 apartamentos. Los permisos a varios hoteles están siendo también revisados.

La presencia de Quílez en los despachos de Ciutat Vella era muy frecuente, así como relacionándose en bares de los alrededores de la sede del distrito, como explican funcionarios municipales. Con el nuevo mandato -a partir de 2007-, la edil Itziar González consideró que los equipos técnicos se tenían que renovar. Eso ocurrió a la vez que empezó a observar licencias que no estaban claras: "Tengo una montaña de expedientes para mirar", explicó en alguna ocasión. Se puso manos a la obra y a la vez llegó a dar claras indicaciones de que no quería ver a Quílez en los despachos. En la primavera de 2009, la ex edil sufrió un robo en su domicilio y recibió diversas amenazas. Esos hechos nunca se aclararon.