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Valencia pierde 10.190 empresas en dos años, el 71% vinculadas a la construcción

Morata apunta a los sectores químico y agroalimentario como tractores

Ignacio Zafra

Valencia y su provincia perdieron 180.000 empleos entre finales de 2007 y finales de 2009, las fechas que delimitan la peor etapa de la crisis. En ese mismo periodo, el terremoto económico barrió del mapa 10.190 empresas, según datos de la Cámara de Comercio de Valencia, hasta dejarlas en 169.693. El impacto fue general. Su potencia, en cambio, varió de forma sustancial en función del sector (y subsector) productivo al que estaban vinculadas. No sorprende que la construcción se llevara la peor parte. Pero sí que la mortalidad empresarial del ladrillo representara el 71% del total (con 7.249 firmas menos, hasta situarse en 25.420).

Las empresas industriales disminuyeron mucho menos (1.852). Pero lo hicieron casi lo mismo que las del sector servicios (1.962), cuando su peso numérico es difícilmente comparable. Al inicio de la crisis había 16.952 empresas industriales que representaban el 8,9% del total; dos años después había 15.100, y su cuota había descendido al 8,4%. Las empresas de servicios se redujeron de 139.289 a 137.327 y, a pesar de ello, vieron aumentar su porcentaje sobre el total del 73% al 77%.

Pallardó: "Perdemos músculo por falta de una adecuada financiación"
Gran parte de las empresas son muy dependientes de la demanda interior

La información cuantitativa permite hacerse una idea de qué tipo de negocios han sufrido más durante la recesión. Pero conviene tratarla con cuidado, señala José Vicente Morata, presidente de la Cámara de Comercio de Valencia. Porque en esa relación cuenta lo mismo una microempresa de servicios que una fábrica de 500 trabajadores.

Y también porque existen subsectores con características especiales. Si se observa el apartado de hostelería y turismo (incluido en la categoría de servicios) se descubre que a finales de 2007 había 21.565 empresas. Y que después de dos años de vendaval su número apenas se ha reducido en 91. No sólo han caído esas. En el mundo de los bares y restaurantes los cierres son continuos. "Entran muchos y salen muchos", explica Morata. Pero el subsector ha mostrado una capacidad de resistencia muy superior a casi todos los demás."Era natural que el sector de la construcción fuera el que perdiera más empresas. Porque estaba sobredimensionado, y porque habían surgido a su alrededor muchas empresas que no tenían el fundamento ni la estructura suficientes", señala Vicente Pallardó, profesor de Estructura Económica de la Universitat de València. "Y además de tener un gran peso en el empleo, la construcción también tiene una fuerte capacidad de arrastre en un sector de la industria, que seguramente también vivió al calor del boom. Eso explicaría la desaparición de una parte de las empresas industriales", añade.

Es uno de los factores pero no el único. La demanda interna española ha registrado un descenso muy pronunciado (mayor que el de la mayoría de países de nuestro entorno). A estas alturas sigue prácticamente congelada, y gran parte de las empresas valencianas son muy dependientes de ella. "Las cifras de internacionalización son limitadas", explica Pallardó.

Ese aspecto, la mirada hacia al exterior es probablemente el asunto que más preocupa al presidente de la Cámara de Valencia, junto a la formación de los trabajadores y la transferencia de conocimiento desde las universidades y los institutos tecnológicos al tejido productivo.

"La internacionalización", afirma, "va a ser cada vez más un elemento clave para el triunfo y la supervivencia". Y el proceso tiene distintos niveles según el tamaño y la orientación de las empresas. "El primer paso es intentar exportar. El que ya está exportando tiene que tratar de abrir una delegación allí donde tiene su mercado. Y el que ya cuenta con delegaciones puede fijarse como objetivo la multilocalización. El exportador merece reconocimiento porque le da un plus de valor añadido al hecho mismo de ser empresario. Aquellos que hicieron los deberes y tenían una cuota en el mercado exterior están aguantando mejor", afirma Morata.

Aunque no suene bien, la crisis implica en cierta forma un proceso natural: el mercado elimina grasa allí donde la había almacenado en exceso. La construcción es el mejor ejemplo del fenómeno.

"Lamentablemente da la impresión de que en este caso no sólo estamos perdiendo grasa, sino también músculo. Hay pequeñas y medianas empresas que podrían mantener su actividad y conservando el empleo si tuvieran acceso a una financiación normal. Y ahí estamos pagando la gestión de nuestro sistema financiero, que asumió demasiados riesgos en términos inmobiliarios. Y eso ocurrió más en el caso de las cajas que en el de los bancos", apunta Pallardó.

En los dos años de crisis han desaparecido 109 empresas agrícolas y ganaderas (quedan 1.253) y han caído 2.555 comercios (se mantienen 51.643). Pero algunos negocios han florecido en el desierto. Es el caso de las compañías de energía y agua (se han creado 982, hasta las 2.406, y en ello ha tenido que ver el despegue de las fuentes renovables de pequeño tamaño).

Y es el caso también del apartado de "resto de servicios" (2.016 firmas más, hasta las 62.573). Un cajón de sastre que abarca los servicios financieros. Los alquileres de pisos, automóviles, bicicletas.... La limpieza. La enseñanza. Los servicios sanitarios. Los recreativos y culturales (de conciertos a bingos). Los servicios personales (tintorerías, peluquerías...). Y otros.

Buscando el punto de vista más esperanzador de la situación actual, Morata asegura: "Hay muchos profesionales que se quedaron sin trabajo, muchos directivos y mandos intermedios, que han creado sus propias empresas. Existe un gran potencial de emprendedurismo que debemos aprovechar ofreciendo la formación adecuada".

No todo tiene por qué venir del lado de los servicios. El presidente de Cámara Valencia apunta a dos tractores industriales de la provincia: el agroalimentario, que cuenta con la plataforma de las cadenas de distribución; y el químico, que ha hecho una fuerte apuesta por la exportación.

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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