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El Beti-Jai tendrá la mayor protección posible para frenar su deterioro

Patrimonio inicia el expediente para declarar el frontón Bien de Interés Cultural

Elena G. Sevillano

"Para mayor comodidad del público, el despacho de billetes se halla instalado en el vestíbulo, a fin de que el día que haya mucha concurrencia no sufra esta los rigores del sol". La revista El Pelotari relataba en mayo de 1894 la inauguración del frontón Beti-Jai y describía con todo detalle el nuevo "templo" del "vasco sport" en Madrid. Fachadas "de estilo mudéjar" en un edificio "airoso, artístico y elegante" y una cancha mayor que en otros frontones, "lo cual garantiza la seguridad del espectador", decía la publicación. El Beti-Jai fue un éxito entre la burguesía madrileña, entregada en aquella época al juego de pelota vasca.

Hasta 1918. De instalación deportiva pasó a albergar infinidad de usos -comisaría, cárcel y taller de coches, entre otros- hasta que, en 1989, cerró definitivamente. Desde entonces, su deterioro progresivo ha ido en paralelo a los intentos de especular con un terreno de casi 4.000 metros cuadrados situado en la calle del Marques de Riscal, 7 (Chamberí). Años de dejadez de las Administraciones que parecen llegar a su fin. La Dirección General de Patrimonio ha iniciado el expediente para declarar el frontón Bien de Interés Cultural (BIC), en la categoría de monumento. Y el Ayuntamiento firmó en mayo un acuerdo con los dueños por el que se comprometen a realizar obras de consolidación en un máximo de seis meses.

"Parece que esta vez sí es la definitiva", afirma Igor González, portavoz de la plataforma Salvemos el Frontón Beti-Jai de Madrid. No lo dice porque sí. Es el tercer intento de conseguir esa declaración, el máximo grado de protección posible del patrimonio por parte de la Administración. El anterior expediente es de 1991. Nunca se resolvió. Y mientras, el frontón seguía su lenta agonía. "Que el edificio se ha degradado es completamente cierto, pero aún podemos recuperarlo", asegura José Luis Martínez-Almeida, director general de Patrimonio Histórico. "No hemos llegado al punto de no retorno", añade, aunque admite lo cerca que estaba ese punto.

Tras el periodo de alegaciones, Patrimonio redactará la declaración de BIC, en la que deben constar los posibles usos del frontón (en 2005 una comisión mixta Ayuntamiento-Comunidad rechazó el proyecto de construir un hotel de lujo). "Queremos que sean compatibles con la dignidad del edificio, que respeten sus valores", dice Martínez-Almeida, que se inclina por algún uso deportivo. "Sería lo razonable", asegura. Su previsión es tener lista la declaración antes de fin de año. Para entonces, las obras de consolidación del edificio -únicamente para frenar su deterioro, no se trata de una rehabilitación- también deberían estar terminadas. Eso al menos cree el Ayuntamiento, que firmó en mayo pasado un acuerdo con la propiedad, Tarcosul Gestión, SL. La empresa debía reanudar las obras el 1 de julio y acabarlas en seis meses. Ayer por la mañana no había ninguna actividad en el frontón.

El Consistorio, asegura Beatriz Lobón, coordinadora general de Urbanismo, llevaba mucho tiempo pidiendo a la empresa que cumpliera con su deber de conservación. El tira y afloja dura meses. Primero incumplió la orden de ejecución de obra. Cuando finalmente el Ayuntamiento emprendió una acción sustitutoria y empezó los trabajos en la fachada, la empresa le negó la entrada al interior. Después dijo que se haría cargo de los trabajos de nuevo. "Les hemos facturado lo que han costado las obras, más de 50.000 euros", aseguró Lobón.

Cuatro mil espectadores

"Uno de los más interesantes edificios deportivos de la época", asegura del Beti-Jai la resolución con la que se abre el expediente para declarar BIC el frontón, uno de los pocos ejemplos de la arquitectura del hierro en Madrid. Se inauguró el 29 de abril de 1894, con diseño de Joaquín Rucoba y capacidad para 4.000 espectadores. Patrimonio encargó un estudio técnico, que hace una descripción exhaustiva de los elementos del frontón (cuerpo en L destinado a graderío, espacio de juego, balconadas corridas con barandillas de hierro, policromados originales...). La declaración final tendrá que precisar cuáles son intocables.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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