Cuba pone en marcha el mayor exilio de presos a España de la historia
El primer grupo incluye a 17 excarcelados y un centenar de familiares
"Todavía no me acabo de ubicar en lo que está pasando. Siento una mezcla de incertidumbre, de alegría, de tristeza... sé que va a ser duro dejar la patria", decía ayer Alida Viso, la esposa del periodista disidente Ricardo González, uno de los presos más conocidos del Grupo de los 75. González, de 60 años y enfermo, podría viajar a España esta misma noche con el primer grupo de opositores excarcelados por el régimen gracias a la mediación de la Iglesia católica y a las gestiones diplomáticas del ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos. La operación que arranca hoy traerá a España al mayor número de presos de conciencia exiliados en toda la historia de la revolución castrista.
"Sé que va a ser duro dejar la patria", afirma la esposa de un disidente
Algunos de los opositores aseguran que no van a abandonar la isla
Hasta ahora España había recibido a presos relevantes, como el ex comandante Eloy Gutiérrez Menoyo, excarcelado en 1986 gracias a las gestiones de Felipe González, o a pequeños grupos de opositores liberados, como los cuatro miembros del Grupo de los 75 que llegaron en 2008. Solo hay un antecedente de excarcelaciones masivas hacia España, en 1992, cuando La Habana permitió viajar a decenas de presos como gesto hacia Manuel Fraga, entonces presidente de la Xunta de Galicia. Pero en aquella ocasión se mezclaron presos políticos y casos humanitarios y, además, viajaron escalonadamente.
Ahora la cosa es distinta: se trata de una operación de envergadura política que pudiera beneficiar a 52 opositores adoptados por Amnistía Internacional como presos de conciencia, un hecho sin precedentes. Sin embargo, no se sabe aún cuántos de los presos viajarán finalmente a España. Algunos han dicho que no abandonarán la isla, otros han pedido tiempo para tomar una decisión.
El primer grupo aprobado para a viajar a Madrid incluye a 17 presos y alrededor de un centenar de familiares, que en estos momentos realizan trámites burocráticos a toda prisa para obtener el visado de residencia en España. No saldrán todos juntos, sino en pequeños grupos y en vuelos regulares de Iberia y Air Europa. El Consulado y la Embajada española han puesto en función de estas gestiones a una docena de personas. El domingo se trabajaba para que el primer grupo de presos y familiares pudiera salir de Cuba esta noche y llegar a España mañana martes.
"Yo tengo las maletas hechas. Todo esta listo... Solo estamos esperando que nos avisen", dijo a este diario Alida Viso con voz de desconcierto. Lo hacía a través de un teléfono móvil mientras iba en un autobús -puesto por las autoridades- en compañía de su hija Rocío, de 13 años, y de otros familiares de presos; les iban a hacer el chequeo médico y a tomar las fotos necesarias para el visado.
Otros familiares de reclusos de diferentes provincias han sido trasladados a La Habana en las últimas horas y albergados en dependencias del Ministerio del Interior, y de igual modo los presos están siendo concentrados en la principal prisión de la capital. Allí está el esposo de Alida, Ricardo González, presidente de la sociedad de periodistas Manuel Márquez Sterling y corresponsal de Reporteros sin Fronteras en el momento de su detención, en abril de 2003. Fue condenado a 20 años de cárcel, y durante estos siete años ha sido intervenido quirúrgicamente en cuatro ocasiones. Era uno de los presos emblemáticos del Grupo de los 75 y centro de numerosas gestiones debido a su delicado estado de salud.
Durante el habitual desfile dominical de las Damas de Blanco por la Quinta Avenida, ayer algunas mujeres mostraban el mismo sentimiento ambivalente de Viso. "Estamos contentas a medias. Es algo que no esperábamos, pero no sabemos qué pasará con los presos que decidan quedarse", dijo Bertha Soler, esposa de Ángel Moya, condenado a 20 años de cárcel.
El compromiso de Raúl Castro con el cardenal Jaime Ortega y Miguel Ángel Moratinos es liberar a los presos que se quieran marchar del país, garantizando que podrán regresar con una autorización mientras que sus familiares podrán hacerlo libremente, y no perderán viviendas ni propiedades.
¿Qué ocurrirá con los que se planten y elijan quedarse en la isla? Es la gran incógnita, pero fuentes de la Iglesia y de la Embajada española se muestran optimistas: dicen que al final habrá una solución, pues es difícil pensar en que nadie vaya a quedarse en la cárcel después de haberse logrado lo más difícil. Lo importante, hay consenso, es que las excarcelaciones comiencen cuanto antes.
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