Amenábar, huésped de Science

La quinta película de Alejandro Amenábar, estrenada el año pasado, fue todo un acontecimiento en el reducido universo cinematográfico español. Película distinta, diferente al cine habitual que se hace actualmente, no solo en España, tenía el coraje de enfrentarse a un reto bien complejo: viajar a la Alejandría del siglo V después de Cristo para entrar en la vida de Hypatia, una joven filósofa, matemática y astrónoma, y a través de ella dibujar la intransigencia y el fanatismo de las religiones. Con el ánimo, además, de hacer una película dentro de los límites y los criterios de calidad más clásicos del cine comercial, como lo había logrado en su anterior Mar adentro. El atrevimiento le costó algún disgusto a Amenábar, ahogada la distribución de la película por los poderosos lobbies neocristianos, tan en boga en Estados Unidos -y en España-, pero también de los judíos o musulmanes y de todos aquellos que han hecho de la religión una fortaleza a la que nadie debe cuestionar. Por eso conviene refrescar ahora la memoria sobre Ágora, porque es importante lo que nos descubría Román Gubern el sábado en este periódico: que "una revista tan especializada y prestigiosa como la norteamericana Science dedique un artículo a una película y menos todavía si es española".

No es este el lugar para la crítica cinematográfica, aunque conviene recordar que la película obtuvo siete premios Goya. Pero sí lo es para destacar sus valores cívicos y culturales. Ágora no recula ante la posibilidad de mostrarnos el entusiasmo de Hypatia ante la hipótesis de la órbita elíptica de los planetas, que más de 10 siglos después corroborarían Copérnico y Kepler, o en recrear unos diálogos que apuntan al conocimiento y no solo a los sentimientos.

La apuesta de Amenábar por la razón frente al fanatismo, por la ciencia ante la superstición, por la libertad frente a la intransigencia merece el reconocimiento del público que quiera salir de los caminos tan trillados del cine habitual y el respeto de todos aquellos que crean que una película puede abordar valores con los que es un orgullo identificarse.