El último forajido del 'country'
Activista, actor y veterano músico, Willy Nelson vuelve a las esencias vaqueras
¿Willie Nelson (Abbott, Tejas, 1933)? ¿Aquel veterano con coletas que colaboró con Julio Iglesias en los ochenta? ¿El activista de todo tipo de causas, incluida la de la marihuana? ¿O ese actor de filmografía menor? No nos despistemos: el hombre al otro lado del teléfono es además, y ante todo, un gigante de la música estadounidense, con medio siglo largo de carrera. "No estoy seguro de cuántos años podré seguir haciendo esto", ironiza desde su domicilio en Hawaii.
Al cantante y compositor que cambió el country para siempre, acercándolo al rock en los setenta, a la cabeza del movimiento outlaw, le ha dado ahora por volver al gineceo. Y por titular simplemente Country music su nuevo álbum, tras media vida cruzando la esencia vaquera con, según qué disco, jazz, blues, folk, pop tradicional o incluso reggae. "La de este trabajo es para mí la música country original, a la que históricamente se le han ido añadiendo otras cosas: batería, metales...", aclara, a propósito de una obra que no incluye dichos instrumentos (solo guitarras, contrabajo, violín, banjo, mandolina, pedal steel...). Una colección de clásicos remotos poco obvios (de los cincuenta los más modernos), en su mayoría ajenos, y escogidos por el productor T-Bone Burnett. "Conozco Raising sand, pero no lo he escuchado", advierte Nelson sobre el glorioso disco de Robert Plant y Alison Krauss, otra de las producciones vintage de Burnett.
"Soy amigo de T-Bone desde hace mucho. Me pidió que presentara su banda sonora para Corazón Rebelde -con la que Jeff Bridges ha ganado en 2010 el Oscar-. Lo hice, luego charlamos mientras jugábamos al golf y surgió la idea de por fin colaborar".
A los virtuosos reclutados por Burnett para registrar el álbum se unió la armónica de Mickey Raphael, miembro de la troupe musical de Nelson, con la que ofrece dos centenares de conciertos al año. "Nunca he tenido miedo escénico: al revés, disfruto de las giras. Y seguro que mi longevidad tiene mucho que ver con eso".
Heterodoxia y amistad, dos de sus pilares. Con la primera, y junto al fallecido Waylon Jennings, el otro outlaw más famoso, dinamitó los clichés de Nashville. "De Waylon me vienen sobre todo a la memoria tres días que compartimos en San Antonio, grabando un vídeo en un restaurante mexicano. Una de las últimas veces que le vi". Nelson adora a sus amigos hasta la hipérbole: "Kris Kristofferson es el mejor compositor vivo del planeta. Y me alegro de que el jurado exculpara de asesinato el otro día a Billy Joe Shaver". Nelson acudió al juicio, para apoyar al cantautor: "Un tipo montó una bronca en un bar, y luego le persiguió fuera y le atacó con un cuchillo. Billy Joe le disparó con su pistola".
Nelson borda en el disco Dark as a dungeon, un viejo tema minero de Merle Travis. Su escucha nos orienta hacia las causas sociales que apoya. La más célebre, Farm Aid, su ayuda a los granjeros en apuros. Del endurecimiento legal en Arizona respecto a la inmigración también opina: "Creo que deberían abrirse todas las fronteras y dejar que cada uno cuide de sí mismo". Ese perfil no le impide mirar por el negocio: acaba de crear una productora, Luck Films. Y volvería a cantar a dúo con Julio Iglesias: "Le oí por primera vez en la radio en Inglaterra, una canción preciosa en castellano. Y le dije a mi mujer: 'Algún día cantaré con este chico'. To all the girls I've loved before funcionó, tanto para su promoción como para la mía". Aunque ese no sea su único recuerdo español: "En el Puerto de Santa María encontré una de las mejores marihuanas que he fumado nunca".
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