El cardenal de Nápoles, imputado por corrupción en el 'caso de la Protección Civil'
La investigación judicial de la corrupción en la Protección Civil, considerada la Tangentópolis del siglo XXI, apunta ahora al Vaticano. El cardenal Crescenzio Sepe ha sido imputado por corrupción continuada y agravada por la fiscalía de Perugia que destapó la red de prebendas y favores a cambio de contratos de grandes eventos en la cúpula de Protección Civil, organismo que depende de la presidencia del Gobierno italiano. Con Sepe ha sido acusado el ex ministro de Transportes de Silvio Berlusconi, Pietro Lunardi, que ocupó el cargo entre 2001 y 2006, periodo durante el cual Sepe fue prefecto y gerente de la congregación vaticana Propaganda Fide.
El dicasterio, conocido como Congregación para la Evangelización de los Pueblos, maneja el ingente patrimonio inmobiliario de la Santa Sede y tiene un presupuesto autónomo cercano a los 9.000 millones de euros anuales. El ente gestiona cerca de 2.000 pisos solo en la capital italiana, y según datos oficiales, en 2009, sus propiedades rentaron a las arcas vaticanas 56 millones de euros solo en alquileres.
Los fiscales quieren aclarar los detalles de la compraventa de un palacio en la Via dei Prefetti de Roma, vendido en 2005 por Propaganda Fide al ministro Lunardi. El palacio, de 960 metros cuadrados, costó al ministro 4,1 millones de euros, pero el valor de mercado era bastante más alto. Los investigadores sospechan que Sepe se embolsó la diferencia (2,5 millones) para financiar un proyecto de restauración de los museos vaticanos, llamado Arcus.
El proyecto Arcus fue asignado más tarde al grupo del constructor Diego Anemone, principal implicado en el escándalo de la Protección Civil junto a Angelo Balducci, responsable de Obras Públicas del Gobierno de Berlusconi y miembro desde 1995 del exclusivo club de los Gentilhombres de su Santidad.
Enviado a Nápoles y relevado de la jefatura del ente vaticano por Benedicto XVI en 2006, Sepe se comparó ayer durante su homilía dominical con un mártir y prometió que hablará ante los fiscales. Citando a Juan Pablo II, su gran valedor, Sepe explicó que no tiene miedo: "Después del calvario, vendrá la resurrección. Estoy sereno, muy tranquilo, y hablaré cuanto antes. Eso es seguro. Rezad por vuestro obispo". Al final de la misa, los fieles napolitanos aplaudieron al arzobispo. El Vaticano matizó que Sepe colaborará con la justicia dentro de los "límites que marca el concordato", lo que puede significar que, en caso de acabar siendo condenado, se acogería a la inmunidad diplomática.
El nombre de Sepe ha salido a relucir varias veces en los interrogatorios realizados por los fiscales de Perugia que investigan "el sistema gelatinoso" gestado en torno a las millonarias contratas de la Protección Civil. Guido Bertolaso, todavía al frente de la institución, ha declarado que Sepe le facilitó, gratis, una casa en la lujosa Via Giulia de Roma, a través de Francesco Silvano, estrecho colaborador de Sepe y hoy ecónomo del arzobispado de Nápoles.
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