"No pueden tratarnos a todos por igual"
"No hi ha calers", saluda a modo de broma el alcalde de Reus, el socialista Lluís Miquel Pérez, antes siquiera de dar los buenos días. Por la conversación, que salpica con cifras, decimales y porcentajes, se adivina que esa falta de calers conforma su obsesión de las últimas semanas. Pérez dirige uno de los consistorios más críticos con el plan de ajuste porque sus números no se ajustan a ninguna crisis.
"Un superávit del 1,7% y una ratio de ahorro superior al 8%", ilustra Pérez. Para profanos, significa que el Consistorio es capaz de endeudarse aunque el Gobierno central se lo impide. "Ellos buscan reducir gasto pero aquí necesitamos invertir para generar estímulos", protesta. "Deben descontarnos los agujeros que ya nos habíamos apretado en tiempos de vacas gordas", subraya. Es lo que advirtió esta semana en Madrid, donde acudió para iniciar una negociación parlamentaria que incorpore cambios en el plan de ajuste cuando se negocien los presupuestos generales.
"No pueden tratarnos a todos por igual. Debe haber flexibilidad". ¿Y si no la hay? "Será un reto apasionante: a ver cómo salimos de esta", concluye a modo de advertencia el alcalde de Reus.
