José Díaz Fuentes, escultor gallego que conquistó Francia
El escultor José Díaz Fuentes llevaba más de tres décadas afincado en París, adonde se trasladó atraído por su ambiente cultural y fundó una familia, con su esposa y su hija. Pero nunca dejó de visitar su Sarria natal (Lugo), se implicó en su desarrollo artístico y multiplicó los proyectos de intercambio cultural entre Galicia y Francia. Fue así el impulsor del Centro Unesco de Sarria, que presidió, y allí trasladó en varias ocasiones el Salón de Otoño de París. El Círculo Cultural Gallego de París, del que era tesorero, anunció esta semana su fallecimiento el 30 de mayo, a los 69 años, en su residencia parisiense.
Nacido el 6 de agosto de 1940, Díaz Fuentes decía que desde pequeño sintió la necesidad de prolongar su mano con una herramienta. Mal estudiante, pero apasionado por las formas de la piedra y la madera, entendió muy pronto que la escultura iba a ser su oficio. Con 13 años conoció a un tallista local, quien le enseñó a trabajar la madera con las gubias y le inició al modelado del barrio. A los 16 decidió perfeccionar su estilo en el taller del compostelano Castor Atas Monteiro.
Finalmente, ingresó en 1958 en la Escuela de Bellas Artes y Oficios de Santiago de Compostela, una etapa en la que vivió en un ambiente universitario "rico intelectualmente". Tras hacer el servicio militar en Málaga, prosiguió sus estudios en la Escuela de Bellas Artes San Jorge de Barcelona, donde descubrió la investigación del arte europeo, y en la de San Fernando de Madrid.
Salto definitivo
Pero, sin duda, el salto definitivo en lo personal y lo profesional fue su encuentro con París, adonde llegó en enero de 1970. La libertad y la apertura cultural de allí contrastaba con la cerrazón de la España franquista. En una exposición en los jardines del palacio del Luxemburgo conoció al escultor húngaro Ervin Patkai, del que aprendió a trabajar el hormigón.
A partir de los años setenta despegó su carrera, en la que alternó las esculturas monumentales por toda Francia y Galicia, protagonizó exposiciones itinerantes y se convirtió en habitual en los salones más prestigiosos. Entre otros premios, recibió la medalla de bronce de la Academia Europea de Bellas Artes en 1958 y la medalla de plata de Arte y Mérito del Senado francés en 1999.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.