Derroche de fijeza, casta y nobleza
El sexto fue el garbanzo negro de la corrida, porque sus blandos remos le obligaron a volver a los corrales, pero la corrida fue, en mayor o menor medida, un derroche de nobleza, de casta y de fijeza. Así, como suena, sorprendente, pero real, en los tiempos que corren. Toros muy bien presentados, que no hicieron, ni mucho menos, una brava pelea en los caballos, pero que estuvieron muy por encima de la terna, y solo porque tuvieron movilidad, persiguieron con fijeza los engaños, humillaron, y aguantaron hasta el final con la dignidad requerida a un toro de lidia. Y ya se sabe: la casta exige mando; y la nobleza, calidad. Y no es fácil encontrar toreros modernos que estén a la altura de estas circunstancias.
LA PALMOSILLA / RAFAELILLO, EL FANDI, TEJELA
Cuatro toros de La Palmosilla -devuelto el sexto- y dos -primero y segundo- de Torrealta, muy bien presentados, mansos, encastados y nobles. Destacaron los dos primeros. Sobrero, de Moisés Fraile, muy noble.
Rafaelillo. Pinchazo y estocada (silencio); casi entera perpendicular y un descabello (silencio).
El Fandi. Estocada caída (ovación); pinchazo, media -aviso- y un descabello (ovación).
Matías Tejela. Metisaca y media caída (silencio); pinchazo hondo (silencio).
Plaza de Las Ventas. 4 de junio. Cuarta corrida de la Feria del Aniversario. Casi lleno.
José Tomás no toreará más este año
José Tomás no toreará más esta temporada. Según ha anunciado en un comunicado, el diestro sufre un déficit neurológico y motor como consecuencia de la cornada que recibió en Aguascalientes (México), el pasado 24 de abril, de pronóstico muy grave, y que estuvo a punto de costarle la vida. La fecha prevista de reaparición era el 18 de julio en Barcelona. El diestro de Galapagar ha decidido atender a las órdenes de los doctores que le tratan y no toreará hasta la temporada 2011.
El parte, firmado por el doctor, Rogelio Pérez, su médico de confianza, indica: "Tras la valoración clínica, estudios de imagen y electrofisiológicos, el miembro inferior izquierdo presenta un déficit neurológico y motor cuya recuperación en el tiempo se estima que sea lo suficientemente prolongada como para aconsejar la interrupción de la temporada taurina 2010".
En toda la temporada, José Tomás ha toreado cuatro corridas en España: Olivenza (Badajoz), Castellón, la inauguración de la plaza Arnedo (La Rioja), y el Domingo de Resurrección en Málaga. En lo que va de temporada, ha perdido sus compromisos en Jerez, Nimes (Francia), Bilbao, Córdoba y las tardes del día 3 y 12 de junio en Madrid.
El torero de Galapagar estaba anunciado en las plazas de Granada, León, Badajoz, Barcelona (fecha prevista para su reaparición el 18 de julio), Mont de Marsan, Santander, Huelva, Gijón, San Sebastián, Málaga, Almería, Linares, Valladolid, Salamanca y Murcia.
En suma, una corrida moderna, sin fiereza ni mala condición
¿Qué vieron los diestros a los toros para no triunfar con ellos?
Destacaron sobremanera los dos primeros, del hierro del Torrealta, que remendaron la corrida anunciada de La Palmosilla. Serios los dos, rebosante de codicia el primero, con un punto de violencia, quizá, en su embestida, que perseguía con desesperación, pero también con generosidad; y el segundo, que se dejó media vida en una vuelta de campana, aguantó el atosigante tercio de banderillas de El Fandi, y embistió una barbaridad. El tercero se dio otra voltereta en banderillas, lo que salvó al subalterno Gómez Pascual de un posible percance, pues había caído a sus pies después de clavar los garapullos. No se cansó de embestir en el tercio final y volvió loco a su matador. El cuarto, que también sufrió una costalada por la manía de humillar, derrochó picante, sin nunca abandonar la pelea; el quinto, más blando, persiguió a su banderillero-matador y aguantó una larga faena de muleta con la nobleza por bandera. Y hasta el sobrero se aupó al carro de la calidad; tanto, que su embestida fue un bombón de chocolate.
En suma, una corrida moderna, pues no hubo fiereza ni mala condición; una corrida para toreros de hoy y para el aficionado de hoy, que no busca hazañas con toros poderosos y salvajes, sino pellizco, sentimiento y toreo templado con toros bondadosos.
Pues, aunque no se lo crean, no hubo ni una vuelta al ruedo; ni, siquiera, una de esas grandes ovaciones que se escuchan cuando se ha presenciado algo grande.
¿Qué pasó? Habría que preguntarles a los toreros, porque el asunto tiene una difícil explicación; habría que preguntarles qué les vieron a los toros para no triunfar con ellos. Por ejemplo, a Rafaelillo, que llegó como sustituto del herido Aparicio, y por méritos propios, y naufragó en toda regla ante el encastado primero. Toda su labor fue aceleradísima, desordenada y descompuesta. Todo fue visto y no visto y se vio desbordado de principio a fin. Ya se sabe que las prisas no son buenas, y a este torero le faltó sosiego, tranquilidad, serenidad. Con sus prisas parece imposible pensar en la cara del toro. Tampoco entendió al cuarto, al que se enfrentó con el cuerpo arqueado siempre, rectificando terrenos, y sin encontrar la manera de dominarlo.
El Fandi, por su parte, hizo lo que sabe, y lo hizo bien: capoteó con prisas (se gustó, sin embargo, en unas garbosas verónicas en el quinto), banderilleó a toro pasado a su primero, y mejor al otro, y dio muchos, muchos pases, entre el aburrimiento general. No se cansaron de embestir sus dos oponentes, ni él de pasarlos por uno y otro lado, pero aquello no tenía gracia alguna.
Tampoco la tuvo Matías Tejela, muy mal colocado y sin mando ante la embestida repetidora del tercero, con el que se mostró con muy pocas ideas y sin interés; y muy por debajo de la calidad extrema del sexto. Había que ser muy buen torero para destacar ante ese animal, pero es imposible hacerlo con tandas de dos derechazos y uno de pecho cuando el toro embiste, embiste y embiste, y el torero parece no se enterarse. Así, pasó lo que pasó: que los triunfadores de la tardes fueron los toros.
Babelia
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