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El PNV acentúa un acoso a los socialistas que limita a la gestión de la crisis

Los nacionalistas descartan "una estrategia global" contra López y Zapatero

Primero fueron las tres diputaciones y después la dirección del partido. El PNV está escenificando esta semana un endurecimiento notable de su labor de oposición a los socialistas, centrada en la gestión de la crisis por los gobiernos tanto de Patxi López como de José Luis Rodríguez Zapatero. La formación nacionalista, por boca de su presidente, Iñigo Urkullu, intensificó ayer un acoso que repartió por igual entre Euskadi y Madrid, pero que desliga de una "estrategia global" contra el lehendakari y el presidente español, según varias fuentes peneuvistas consultadas por EL PAÍS.

El retraso en la concreción de las medidas que se adoptarán en Euskadi para reducir el déficit público ha avivado el malestar peneuvista: el decreto ley del Gobierno central se publicó el 20 de mayo y las iniciativas vascas se aprobaron el martes, se precisaron ayer en lo que respecta a los funcionarios y aún debe pasar por el Parlamento el correspondiente proyecto de ley.

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Tanto los gestos como las palabras cada vez más duras de los dirigentes peneuvistas dejan intuir un giro hacia una actitud más beligerante ante los dos gobiernos socialistas que tuvo su ciaboga en el debate del Congreso del 27 de mayo, en el que los diputados peneuvistas rechazaron el decretazo. El desmarque es claro de Zapatero, una figura que el PNV ve amortizada políticamente y cuya imagen se tambalea por la crisis. Su deterioro, además, sirve de excusa para cargar contra López, a quien los nacionalistas han definido siempre como un "seguidista" o un simple "delegado" del presidente español.

La principal formación vasca ha marcado en los últimos días una frontera con respecto a la línea de tira y afloja mantenida desde su salida del Gobierno, hace poco más de un año, como si hubiese culminado una especie de plazo de gracia concedido a los socialistas en el poder. Fuentes del PNV rechazan esa idea, pero el propio Urkullu pareció confirmarla ayer en un acto en Bilbao al insistir en su exigencia de "lealtad" institucional del lehendakari, a quien acusa de seguir actuando de forma "unilateral" en la gestión del ajuste.

Las críticas se reparten ahora por igual. El Gobierno central no es ya el involuntario aliado del PNV que facilita el retraso de la transferencia de las políticas activas de empleo, dejando en entredicho a sus compañeros en Euskadi. La aprobación en el Congreso de los recortes planteados por Zapatero, pese a la oposición del PNV, ha situado al presidente español en el centro de los ataques nacionalistas, hasta compartir incluso el protagonismo con López. Zapatero "ha perdido dos años, no ha tomado medidas por una mezcla de electoralismo e irresponsabilidad y, al final, ha tenido que actuar tarde y mal, haciendo pagar a justos por pecadores", lamentó ayer Urkullu.

El lider peneuvista abrió otro frente a la crítica: la reforma laboral que el Gobierno central prevé aprobar el próximo día 16 con o sin acuerdo. "No puede ser que se planteen este tipo de reformas por decretazo", advirtió.

En una línea muy similar, el portavoz del PNV en el Congreso, Josu Erkoreka, insistió en la idea de que el lehendakari "imita lo peor de Zapatero", al pretender "imponer unilateralmente" unas medidas de ajuste "sin consensuar ni contrastar con nadie". Una afirmación con la que incide en los planteamientos del PP vasco, que siempre ha condicionado su apoyo económico a López a que se aleje lo más posible de las actuaciones de Zapatero.

El diputado nacionalista dejó entrever una posible causa del endurecimiento de su oposición, pese a que en el partido la desmienten y achacan a "cuestiones concretas que han coincidido en el calendario". Lo hizo al abordar la próxima negociación de los Presupuestos del Estado y admitir que, pese a que el panorama político y la evolución económica "no invitan a prestar apoyos" a las próximas cuentas estatales, el PNV estudiará la propuesta que realice el Gobierno central, sin rechazar de entrada respaldarlas.

Urkullu (derecha) presenta con el presidente de la Fundación Sabino Arana, Juan María Atutxa, un seminario sobre inmigración, ayer en Bilbao.
Urkullu (derecha) presenta con el presidente de la Fundación Sabino Arana, Juan María Atutxa, un seminario sobre inmigración, ayer en Bilbao.T. B.

Triple estrategia

La creciente beligerancia del PNV, centrada en la crisis económica y reflejada también en la polémica negociación del plan de Convivencia, no ha sorprendido en las filas del PSE. Fuentes socialistas recurrieron ayer a las palabras de Josu Erkoreka para argumentar que las críticas responden a una simple estrategia de negociación que tiene fijado su horizonte en el debate presupuestario de otoño, tanto a nivel nacional como en las tres diputaciones. "Es a lo que recurren los nacionalistas como fórmula de presión cada vez que hay que pactar las cuentas", argumentan dichas fuentes.

Aunque conscientes de que el PNV ha elevado el tono de sus críticas, los socialistas las enmarcan en la campaña de desgaste que desde el paso de los nacionalistas a la oposición ha consistido en "no dar ni agua al Gobierno".

Los medios consultados consideran además que el endurecimiento del discurso peneuvista responde a una tercera estrategia de "camuflaje" con la que el PNV estaría tratando de atenuar la repercusión del

caso De Miguel

y otras supuestas tramas de corrupción que le han afectado en Vizcaya y Guipúzcoa. "Si se habla de una cosa, no se habla de otras", concluyó.

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