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El ministro de Finanzas, posible jefe del Gobierno nipón

Yukio Hatoyama solo ha logrado aguantar en el cargo de primer ministro de Japón ocho meses y medio. El hombre en el que el país había depositado sus esperanzas para reformar la economía, lastrada desde hace dos décadas, ha acabado engrosando la lista de jefes de Gobierno efímeros que se han sucedido desde 2006: cuatro primeros ministros que han dimitido tras ocupar el cargo menos de un año.

Esta preocupante tendencia abre muchas incógnitas sobre el futuro de la que aún es la segunda potencia económica del mundo.

Hatoyama, de 63 años, hizo ayer pública su dimisión en una asamblea extraordinaria del Partido Demócrata de Japón (PDJ), en la que desgranó los dos principales motivos que le han llevado a dimitir. El primero, su decisión de mantener la base aérea estadounidense de Futenma en la isla de Okinawa -en contra de su promesa electoral-, lo que forzó la salida del Partido Social Demócrata (PSD) de su Gobierno. El segundo, los escándalos de financiación que han salpicado a él y al número dos del PDJ, el secretario general Ichiro Ozawa, que también abandonó ayer su cargo.

Promesa incumplida

El PDJ dará a conocer al sucesor de Hatoyama el viernes, y todo apunta a que el nuevo primer ministro nipón será Naoto Kan, de 63 años y actual viceprimer ministro y ministro de Finanzas. Kan es un viejo conocido de la política japonesa y es, junto con Hatoyama y Ozawa, el tercer peso pesado del PDJ, partido que ayudó a fundar a finales de los noventa y que lideró entre 2002 y 2004.

Tras arrasar en las elecciones legislativas de 2009 y desbancar al derechista Partido Liberal Demócrata (PLD), que había copado casi ininterrumpidamente el poder durante medio siglo, Hatoyama arrancó su mandato en septiembre con un puñado de ambiciosas reformas y promesas electorales, entre ellas, trasladar Futenma fuera de la prefectura de Okinawa, pese a que Washington abogaba por mantener la base en la isla y dejar de lado las demandas del pueblo okinawense.

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Su aprobación llegó a rozar el 90%, una popularidad que hasta ahora solo había superado el ex primer ministro Junichiro Koizumi. Pero el idilio de Hatoyama con la descreída opinión pública japonesa duró poco y su popularidad se ha ido despeñando mes a mes. Ahora es inferior al 20%, según los últimos sondeos.

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