El viajero incansable
Especialista en acuerdos imposibles, Madrazo apostó por que EB creciera entrando en todo tipo de gobiernos
Es imposible hablar de Ezker Batua sin evocar la figura de Javier Madrazo (Riaño, Cantabria, 1960). El que fuera casi único rostro visible de EB no ha dejado de moverse ni un minuto en los últimos quince años. Al frente de una organización volcánica, tejiendo mayorías imposibles -pactó su reelección como coordinador general en 2008, contra todo pronóstico, con los comunistas del EPK- se mantuvo fiel a su estrategia: EB tenía que entrar en gobiernos de distinto color para seguir creciendo en estructura, aumentando su número de asesores y liberados para ir movilizando cada vez más gente de cara a los comicios electorales. Ni el descalabro electoral de 2009, cuando Madrazo no logró renovar su escaño, parecía disuadirle.
Su estrategia era crear una estructura fuerte de asesores y liberados
Perdió su escaño en 2009, dimitió como coordinador y volvió como presidente
Ambicioso desde sus inicios en el movimiento pacifista vasco, fue cofundador, en 1986 de la Coordinadora Gesto por la Paz, organización que abandonó en 1992 para formar la Plataforma Cívica Bakea Orain (Paz Ahora), de la que fue su portavoz, antes de centrarse exclusivamente en la política.
Casado y con dos hijos, en 1995 accedió al puesto de coordinador general de EB. Tras las elecciones autonómicas de mayo de 2001, que dieron a su formación tres escaños en la Cámara vasca, EB entró en el tripartito junto a PNV y EA. La coalición se reeditó en 2005, con Madrazo como consejero de Vivienda y Asuntos Sociales. El apoyo al plan impulsado por Ibarretxe, aun manteniendo su propuesta federalista, le ha granjeado críticas procedentes de diversos dirigentes de Izquierda Unida.
Las dos legislaturas de acercamiento al nacionalismo terminaron pasándole factura a la organización. "No hemos cubierto las expectativas políticas de EB y no caben paños calientes para eludir la realidad. No caben excusas", aseguraba días después del batacazo al presentar su dimisión como coordinador general. Lo que parecía un adiós se convirtió en un hasta luego, porque volvió poco después con el puesto de presidente, creado a su medida.
A pesar de que su regreso a las aulas como profesor de filosofía en un instituto de Bilbao y las clases de euskera le quitaban mucho tiempo, todavía mantenía un hueco importante en su agenda para acudir a la sede de EB y seguir tutelando el devenir de la organización, apoyado por fieles como Serafin Llamas.
Las primeras rencillas con el nuevo coordinador general, Mikel Arana, estallaron cuando tocaba nombrar a responsables a sueldo de la organización. Arana se vio entonces apoyado por los coordinadores territoriales de Álava, José Miguel Fernández, Fote; y Guipúzcoa, Antton Karrera.
Madrazo se resistía a que EB cambiara de rumbo y rompiera con su legado. Siempre defendió su gestión en Vivienda y Asuntos Sociales a pesar del desconcierto del electorado, destacando hitos como la Ley de Suelo o la de Servicios Sociales.
Como responsable también de cooperación al desarrollo, protagonizó viajes a países tan remotos como Angola, Cuba, Venezuela o Bolivia, consagrándose como consejero mediático y rostro visible de EB.
El tiempo dirá si lo de ayer fue la última parada política de este viajero incansable o si tiene alguna carta más debajo de la manga.
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