_
_
_
_
AL CIERRE
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Libranda, que es 'gerundia'

Tres grupos editoriales monstruosos -el adjetivo no es baladí- han decidido desarrollar un programa, llamado Libranda, de producción y venta de libros a través de los nuevos medios tecnológicos. Poniendo a disposición de los libreros una larga serie de títulos selectos -vamos a ver quién entra en la lista; veremos si está la Guerra del Peloponeso, de Tucídides, o La ciudad de Dios, de San Agustín-, los editores asociados van a ahorrar buena parte de los costos de producción y casi todos los gastos de almacenaje y distribución -pues se supone que los libros irán por vía electrónica del editor al librero en cuestión de segundos-, y los lectores, habida cuenta del ahorro de papel que significa esa iniciativa, comprarán los libros virtuales un 30% más baratos que si los adquirieran en papiro, en pergamino o en los derivados de la celulosa.

La última frase de este artículo permite la reflexión que sigue. Es un hecho que la fabricación de papiro resultaba una tarea lenta y laboriosa, como lo significó todavía más la producción de pergamino: una edición completa del Quijote, por ejemplo, reclamaría el sacrificio de unas 300 ovejas: hoy nadie podría pagar la cantidad que supone tanto degüello. La aparición del papel en Europa en el siglo XII, invento chino, y más aún la invención de la imprenta a mediados del siglo XV supusieron, en este sentido, un avance fenomenal, nunca bastante elogiado: por esta razón Don Quijote pudo ser leído simultáneamente por miles de lectores, y traducido a muchas lenguas a los pocos años, o decenios, de su edición por Juan de la Cuesta.

Lo que cabe preguntarse es si la lectura en una pantalla de ordenador va a tener el éxito y el rendimiento que tuvo el libro impreso, desde que apareció hasta nuestros días. El carácter in-mediato de las nuevas tecnologías, muy distinto de la operación de leer en papel, subrayar las líneas o escribir notas en los márgenes del libro, le daba a este una categoría de trabajo intelectual que permitía definir la lectura como una actividad análoga -por simetría inversa- a la de escribir. El papel reclamaba de los lectores, misteriosamente, un gasto de inteligencia pausado, mediatizado y productivo. Cabe albergar dudas acerca de este nuevo formato para la lectura, toda vez que las nuevas tecnologías son el más perfecto aliado, en nuestros días, del divertissement, la distracción banal y el espectáculo brillante.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_