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Feria de San Isidro | 18º festejo

Aparicio: "¿Cómo salió mi segundo toro?"

Nada más despertar de la espeluznante cornada que sufrió el viernes en Las Ventas, el matador Julio Aparicio se dio cuenta de que no podía hablar. Por gestos, pidió papel y bolígrafo para preguntar "¿Cómo había salido mi segundo toro?", ese que no pudo ni ver aparecer por el chiquero mientras le operaban en la enfermería (salió normal). El torero tropezó con los cuartos traseros del animal tras el primer natural en la tercera tanda de su faena a un jabonero de Juan Pedro Domecq, antes de ser cogido en la mandíbula.

Ayer, dos días después del percance, Máximo García Padrós, cirujano de la plaza de toros de Las Ventas, celebraba que la cornada no afectase al tiroides ni a grandes vasos. "El cuerno entró por la base de la mandíbula, justo por encima de las cuerdas vocales", explicaba el galeno. La recuperación será muy lenta, aunque se descartan grandes complicaciones. "Las previsiones son mejores de lo que parecía a primera vista. Se ha hecho toda la reconstrucción del paladar y el maxilar". A partir de ahora el tratamiento que recibirá la herida es como el de una fractura.

Julio Aparicio pasó la noche del viernes al sábado en el quirófano. Durante seis horas fue sometido a una operación "en una zona muy delicada, rompiéndole muchas piezas muy pequeñas", según García Padrós.

Rafael González, peón de confianza de Julio Aparicio, fue el primero en atender al torero herido y hacer el quite para que el toro de Juan Pedro Domecq no se ensañase con el matador. "Vimos que las heridas eran brutales. Llevar a Julio de la arena a la enfermería se hizo eterno. No sabíamos lo que tenía pero sí veíamos salir sangre".

Julio Aparicio Martínez, padre del torero herido y figura en los años cincuenta y sesenta, no ha visto todavía a su hijo. A sus 78 años y con siete puertas grandes de Las Ventas en su palmarés, no se siente con fuerzas. "Sólo sé lo que me dicen, que va mejor. Pero no entro a visitarle, no me veo capaz", dice con un hilo de voz.

El parte médico inicial describía una "herida por asta de toro en región submandibular con una trayectoria ascendente que penetra en la cavidad bucal, atraviesa la lengua, alcanza al paladar, con fractura del maxilar superior". El pronóstico fue: "Muy grave". La revisión médica de ayer era escueta pero positiva: "Evoluciona favorablemente".Hoy podría abandonar la Unidad de Cuidados Intensivos.

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