'Me da tristeza que desaparezcan los materiales con carácter'
¿Le gusta tan poco ser fotografiado como al resto de los fotógrafos? No creo que en eso seamos especiales. Todo el mundo, salvo excepciones, se siente incómodo ante una cámara.
Y esos objetos imposibles que fabrica ¿Se incomodan? He trabajado muy poco y muy al principio de mi carrera con personas. No fue hasta llegar los objetos que encontré mi modo de comunicar, de transmitir emociones o ideas. Lo mío es construir las imágenes como esculturas. La cámara entra cuando ya he puesto en pie las imágenes.
¿Se siente cómodo en el equívoco? Sí, pero la trampa siempre queda a la vista del espectador. El truco siempre queda desvelado.
¿Se siente como fotógrafo un género en sí mismo? No me siento apartado del resto. Pero sí es posible que lo que yo haga sea difícil de clasificar.
¿Tiene imitadores? Siempre te encuentras con el trabajo de alguien puntualmente, pero no tengo la sensación de haber creado escuela.
¿Cuál es la definición más embarazosa que ha escuchado acerca de su trabajo? Resulta complicado encontrarse con las definiciones, no es que ofrezcan análisis equivocados, sino limitados. Etiquetar una forma de arte es restrictivo.
¿Diría que su fotografía es madrileña? El lugar no marca la imagen. Mi trabajo es intemporal, difícil de relacionar con un lugar.
¿Lamentó la desaparición de la Polaroid? No personalmente, pero me da tristeza que desaparezcan los materiales con carácter.
¿Están arrinconados los fotógrafos que, como usted, emplean película? Cada día que pasa es más complicado encontrarla en Madrid. De la noche a la mañana desaparecen materiales con los que has trabajado durante veinte años. Es inquietante.
Ya de Photoshop ni hablamos Lo he usado en muy pocas ocasiones.
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