Paso a paso, junto al mar
Camí de Cavalls, una gran excusa senderista para conocer las calas de Menorca
Que las calas salvajes más excelsas de la costa española lucen en Menorca es de una evidencia cegadora. Y, claro está, debido tanto a ellas como a la calidad ambiental del interior, es lógico que la apertura y señalización del sendero que desde el siglo XIV rodea perimetralmente Menorca se haya erigido en una de las noticias ecoturísticas de 2010.
El Camí de Cavalls (camino de caballos) formaba parte de la red costera que enlazaba las torres de defensa. Desde hace 14 años, y ante la resistencia de algunos propietarios, una coordinadora ciudadana hizo bandera propia del libre tránsito por esta seña de identidad menorquina. Y lo que fue reivindicación de servidumbre de paso, hoy, tras diversas expropiaciones, constituye un maravilloso reclamo costero que funde senderismo y chapuzones abrochando franjas arenosas, barrancos, aguazales y cuevas.
Este vial histórico encuadrado dentro de la Red Europea de Caminos guarda escasas similitudes con el Xacobeo. Ante su escasa infraestructura y su limitado transporte público, quizá sea mejor empezar, salvo excepciones, por itinerarios cortos de ida y vuelta.
Junio, septiembre y octubre son meses idóneos para caminar por las Baleares, evitando en verano las horas de máxima insolación. Y antes de adquirir el pasaje de avión y la estancia en Menorca conviene reservar también el coche de alquiler.
01 Exuberancia marítima
La mayor riqueza de hábitats menorquines se da cita en el parque natural de S'Albufera d'es Grau, núcleo de la reserva de la biosfera que engloba Menorca. Una vez en Es Grau habrá que deshacer a pie 200 metros de carretera hasta la típica barrera que anuncia tanto el Camí de Cavalls como el itinerario 3 del parque: se solapan. Del bosquete de pinos plantado sobre el campo de dunas en el siglo XIX, habitado por tórtolas y palomas torcaces, subimos al mirador de la albufera, para desembocar después en el extremo de la playa, de tan profuso colorido como envidiables dunas. Goza, con casi 40 metros, de la profundidad de una piscina infantil.
El camino asciende luego por una vaguada de pinos y acebuches hasta un collado-mirador, paisaje de hechizo sobre cuya maquia mediterránea despunta Sa Torreta. Bajaremos a la atalaya defensiva, que amenaza ruina y que permite el ángulo visual necesario para contemplar la isla d'en Colom. El faro de Favàritx, por ilusión óptica producto de la perspectiva, parece emplazado sobre el acantilado.
02 Baño en Tortuga
Los materiales más antiguos de las Baleares, con 300 millones de años, afloran con ribetes lunares en el cabo de Favàritx. Acompaña este espectacular entorno pizarroso un cortejo de vegetación que, adoptando formas achaparradas, soslaya la salinidad que arroja la tramontana. Poco antes del recinto farero se encuentra el desvío a mano derecha (aparcar en un lugar que no moleste) hacia la cala En Tortuga.
Detrás de la arena, el agua de lluvia se embalsa en una albufera de tarajes, juncos y carrizos conectada con Tortuga por un canal de desagüe. Desde este edén de plantas endémicas se recibe el primer sol en España. Al regreso, comprobar el embrujo de la cala Presili.
03 Avetoros en las salinas
Al internarnos por el trayecto ecológicamente más vulnerable del Camí de Cavalls conviene atender las sugerencias del director del parque natural de S'Albufera d'es Grau, Martí Escudero: internarse con sigilo y sin perros, evitando molestar a la fauna. Acceder en coche a Port d'Addaia y, tras rebasar el supermarket, torcer a la derecha hasta donde la calle acaba en el portillo de entrada al predio de Ses Fontanilles.
Una ensenada, un puerto natural o una ría al gusto mediterráneo -de las tres maneras puede interpretarse- es lo que ofrece este ecosistema con islote y vegetación acuática y de saladar. Todo acoge y sorprende a la vez. Empezando por las salinas de Mongofra, convertidas en área de acogida de aves lacustres.
04 Luz que agoniza
Qué mejor que dividir en dos el sector litoral comprendido entre el cabo de Cavalleria y cala Pregonda. A diez minutos andando desde el aparcamiento, Cavalleria resulta una revelación en el mundo playero.
A los valores naturales de arena parda amarillenta y extenso dibujo de espuma de las olas se suman las arcillas que arañan los bañistas cuando bajan por la larga escalinata de madera. Su arena se limpia con mucha mayor facilidad que en las calas del sur. Cómo no reconocer en esta playa los mejores atardeceres de Menorca. Acercarse a cala Mica es habitual entre la parroquia surfista.
05 Coloristas con causa
Haría falta la ebriedad cromática de Monet para describir el trayecto primaveral a partir del restaurante (por cierto, recomendable) de Binimel·là. Entre ocres y granates pasados por el azul marino se diluye este escenario que hace un efecto paradisiaco.
Habrá primero que rodear el estanque de desembocadura de Binimel·là, con habitual presencia de ánades. Pregonda adolece de algunas construcciones, por lo que muchos prefieren verla de cerca, pero luego bañarse en la playa natural que la antecede, Pregondó. La arena de esta bahía, por fina, es cansadísima de pisar. El nombre de Pregonda proviene de la erosión producida en un farallón volcánico que quiere semejarse a una virgen orante.
06 Del bosque a la campiña
Es esta una ruta que define a la perfección la riqueza de ambientes en la costa de Tramuntana (Norte). La decisión de arrancar en cala Pilar entraña el riesgo de quedarse para disfrutarla todo el día: tal es la belleza de sus dunas remontantes que llegan hasta el aparcamiento (a 25 minutos a pie), sus cuevas, su desmayo de carmín, casi sanguíneo, sus baños de arcilla...
Incluso los macars (playas de guijarros) son fotogénicos en Menorca. El del Pla de Mar, colindante con cala Pilar, muestra un rojizo vibrante y esconde una vieja mina de cobre. La montaña Mala impide costear, lo que obliga a subir un repecho arbolado en el que hallamos una fuente.
Acto seguido se abre la deliciosa campiña de La Vall y la finca Sa Font Santa, cuya mansión permanece congelada en la época dorada. Aquí las sorpresas saltan donde uno menos lo espera, como la tortuga mediterránea, que primero se encierra en su caparazón y luego aprieta a correr.
Al final aguardan los arenales de Algaiarens: uno en forma de doble abanico y el tercero, y más apetecible, Es Bot, al que se accede bordeando una colina. Aquí tomamos contacto con un humedal y moles que caracterizan la isla balear con mayor riqueza de sistemas dunares.
07 Horizontes polinésicos
La combinación de arena como de talco, aguas traslúcidas y barrancos claveteados de pinos resulta orgiástica en el Migjorn (Sur). Los aparcamientos de las playas meridionales suelen completarse a eso de las 11.00; consultar los paneles electrónicos instalados en la ronda de Ciudadela.
La doble concha de Son Saura, anchurosa y prístina, a todos recuerda los mares del Sur... pero con vistas a Mallorca. Los bañistas prefieren Bellavista, con menor presencia de restos de posidonia oceánica, que no hay que confundir con suciedad, puesto que se trata de endemismos bioindicadores de calidad medioambiental.
Buscar los mojones del camino y en 15 minutos daremos con una caleta que encierra una tentativa de paraíso en tan sólo 25 metros. Dicen que enamoró a Lady Di. Describir y profanar Es Talaier es todo uno, en parte porque su orografía recoleta impide la presencia de barcos. Llegarse a pie a En Turqueta resulta incómodo. Mejor ir en coche a darse un baño a última hora.
08 La erótica de las playas
Como la estrechez del camino y el calor de horno disuaden de ir en coche, todos aconsejan acceder caminando a las calas de Macarella y Macarelleta, icónicas en las Baleares por su arena y su abundante arbolado. Nada hay tan cómodo como tomar el camino de caballos frente al hotel Audax, en el núcleo turístico de Cala Galdana. A la Macarella se baja por una escalinata de madera, y a la Macarelleta se llega por unos peldaños tallados en la roca. Son celebradas las ensaladas del chiringuito Susi.
09 Lejanía arenosa
No es omnipresente la presencia del Mediterráneo en el Camí de Cavalls. Entre Sant Tomàs y cala Mitjana el trazado corre a distancia del mar, evidenciando, eso sí, el excelente estado de conservación de los barrancos del sur central menorquinos. Puestos en el doloroso trance de escoger, sería imperdonable obviar en verano el retazo de calas de postín que permite el accidentado camino litoral, señalizado con hitos de madera con dos flechas en la tablilla y escaleras talladas en la roca. La ruta comienza en el chiringuito Es Bruc (muy recomendable) de Sant Tomàs, cercano al islote de Binicodrell y a la playa de Binigaus, que este año ha recuperado parte de la arena perdida. Después surgen las calitas de Menorca donde con más ahínco se experimenta la sensación de acusada lejanía: Escorxada y Fustam. Embebidas de pinares y alfombradas con la arena del primer día de la creación. La visita a Fustam es celosamente compartida por un puñado de senderistas aspirantes a robinsones, toda vez que los veleros no pueden atracar.
En algún momento habrá que seguir a la idílica playa de Trebalúger. En la desembocadura de un torrente que a menudo obliga a descalzarse, la salvaje Trebalúger incita a caminar medio kilómetro hacia su interior para atestiguar el paisaje que nos hemos perdido al descartar el Camí de Cavalls.
Quien diese por finalizada la ruta está equivocado. Antes de pasar por el único portillo se atisba la ensenada de Mitjana desde el búnker-mirador. El mar jade a veces se pone turquesa, y otras, aguamarina; no cansa verlo. Y la profundidad es aprovechada por saltadores que logran clavadas de impresión. Junto a Mitjaneta, más discreta y naturista, se esconde la cantera de marès, piedra local.
10 Cuevas y veleros
A 700 metros de la Cova d'en Xoroi, referente de fiestones y dj's internacionales, el paseo desde el núcleo turístico de Cala En Porter brinda la oportunidad de conocer el fondeadero de Calescoves, con un centenar de cuevas horadadas en la caliza y la presencia de veleros decorativos. Las cuevas fueron tapiadas para evitar okupaciones, salvo las que muestran el modo de enterramiento talayótico.
Desde tiempos inmemoriales, hasta aquí peregrinaban los navegantes en mayo, cuando se abría la época de la navegación, para impetrar mar en calma y viaje feliz.
Guía
Dormir
» Alcaufar Vell (971 15 18 74; www.alcaufarvell.com ). Carretera Cala Alcaufar, kilómetro 8. Sant Lluís. Encantadora torre de defensa acondicionada como casa señorial. Restaurante y piscina. Doble, 189,50 euros (con desayuno).
» Port Mahón (971 36 26 00; www.sethotels.com ). Fort de L'Eau, 13. Mahón. Panorámicas sobre el mejor puerto natural del Mediterráneo, según Josep Pla. Doble, 170 (con vistas y desayuno).
» Sant Ignasi (971 38 55 75; www.santignasi.com ). Carretera a Cala Morell, s/n. Ciudadela. Antigua casa nobiliaria emplazada en un marco campestre. Piscina y restaurante. Doble, 146 (con desayuno).
» Audax (902 35 69 35; www.artiemhotels.com ). Cala Galdana. Ferreries. Spa y programa de turismo activo. Doble, 78 (con desayuno).
Comer
» Sa Pedrera d'Es Pujol (971 15 07 17). Torret. Sant Lluís. La cocina autóctona según Daniel Mora. Precio medio, entre 35 y 50 euros por persona.
» Marivent (971 36 98 01). Moll de Llevant, 314. Mahón. Pescado fresquísimo. Reservar junto a las ventanas. Menú degustación, 26,75 euros (bebidas aparte).
» Es Pla (971 37 66 55). Fornells. Calderetas de langostas y tarta de queso. Las mesas rozan las barcas. Caldereta de langosta, 80,25.
» Ses Voltes (971 38 14 98). Ses Voltes, 16. Ciudadela. Preciosa terraza sobre la calle mayor. Menús: 14,50 (entre semana) y 18,50 (fines de semana).
Información
» Turismo de Menorca (902 92 90 15; www.menorca.es ).
20 tramos con sus chapuzones
El Camí de Cavalls, señalizado como sendero de Gran Recorrido (GR-223, rojiblanco), está jalonado de hitos cuadrangulares de madera. Lucen en su parte superior una chapa de color blanco con herradura grabada. Un total de 90 barreras de madera de acebuche sujetas por gruesas pilastras salen al paso en los 180 kilómetros de recorrido. El atravesar predios privados tiene como contrapartida necesaria no salirse del camino. Llevar agua, gorro y botas de montaña.
La Guía Camí de Cavalls (Fundació Destí Menorca) en breve conocerá una segunda edición. Incluye el camino segmentado en 20 etapas (más bien extensas), si bien el 75% de la publicación está consagrada a glosar Menorca en su conjunto. En junio se pondrán a la venta folletos desplegables de cada itinerario. Un mapa se puede consultar en http://cartografia.cime.es .
Para las rutas largas, nada mejor que contactar con Rutas Menorca (971 36 87 14; www.rutasmenorca.com; la foto inicial corresponde a cala Pregonda). Consultar el calendario a lo largo del Camí de Cavalls; también hay salidas a la carta, con o sin guía.
Si el viajero es cicloturista, tiene que saber que el Camí exige músculo y experiencia. En Fornells alquila bicicletas Dia Complert (609 67 09 96; www.diacomplert.com ), y en Cala Galdana, el hotel Audax (971 15 45 48). Son Àngel (609 83 39 02; www.cavallssonangel.com ) reserva un corto trecho del camino a lomos de cabalgadura por la zona de Algaiarens. Para alcanzar cala Pilar (medio día) se pide un nivel intermedio.
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