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Sócrates supera una moción de censura en Portugal

Portugal evitó ayer una crisis política en plena crisis económica. La Asamblea de la República rechazó la moción de censura contra el Gobierno socialista de José Sócrates presentada por el Partido Comunista (PCP), en la primera muestra de repudio al plan de ajuste, al aumento generalizado de impuestos y al recorte de prestaciones sociales. Un triunfo de la moción habría significado la caída del Gobierno. El primer ministro salió airoso del envite, pero durante las cuatro horas que duró el debate fue sometido a un bombardeo de críticas de todos los partidos de oposición en bloque.

"Es una moción indispensable y de respuesta al Gobierno, y es la censura de los más de cinco millones de trabajadores que no aceptan el robo de sus salarios, de 700.000 desempleados y de miles de pequeñas y medianas empresas", dijo en su conclusión final el portavoz del grupo parlamentario comunista, Bernardino Soares. Sócrates fue acusado desde la izquierda y la derecha de falta de credibilidad, de incumplir su compromiso de no aumentar impuestos, de gobernar por decreto y de poner en marcha un plan de ajuste injusto, que penaliza a quienes menos tienen.

Varios diputados repitieron una pregunta: "¿Está de acuerdo el primer ministro con la propuesta de su ministro de Asuntos Exteriores, Luís Amado, de limitar por ley el déficit y el endeudamiento del Estado mediante una reforma constitucional?". Sócrates rehusó contestar.

Avalancha de críticas

El toma y daca entre el primer ministro y los diputados de la oposición fue interminable. Había momentos en que el jefe de Gobierno parecía acorralado ante la avalancha de críticas. La sangre no llegó al río. Todo estaba bien atado, y la moción de censura no prosperó. Los comunistas solo consiguieron el apoyo del Bloco de Esquerda, el otro grupo de izquierda radical, con lo que la moción obtuvo 29 votos. El Partido Social Demócrata (PSD) y el Centro Democrático Social (CDS), conservadores, se abstuvieron (88 votos). Solo los socialistas votaron en contra (91).

El debate también dio para aludir a las obras públicas, concretamente el tren de alta velocidad entre Lisboa y Madrid, que el Gobierno mantiene en la cima de sus prioridades, a pesar de que la oposición conservadora pide con insistencia que se suspenda.

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