La SGAE pide que se cumpla lo acordado en el palacio de Boadilla

La Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) está dispuesta a cumplir con la ley, pero también quiere que se respete lo firmado a propósito del palacio del Infante Don Luis en Boadilla del Monte, cuya cesión está en el aire.

El presidente del Consejo de Dirección de la SGAE, Eduardo Teddy Bautista, indicó ayer que respetarán la normativa si realmente existen restos arqueológicos en el jardín, aunque en ningún caso la reforma del edificio afectaría a esa zona.

No obstante, indicó que la adjudicación de la cesión en 2006 a la Fundación Autor, de la SGAE, se hizo de acuerdo a un concurso público y que, por tanto, no se puede anular "porque sí".

"Estamos dispuestos a negociar. Cuando presentamos el proyecto de reforma nadie nos puso ningún pero. Y ahora parece que todos son problemas. Ha habido una licitación pública y se deben respetar los términos de la concesión", indicó Bautista.

El Ayuntamiento de Boadilla del Monte, gobernado por el PP, adjudicó a la Fundación Autor el palacio del Infante Don Luis, un espléndido edificio, levantado por Ventura Rodríguez en 1765, está declarado Bien de Interés Cultural.

Pero el próximo jueves la comisión de Patrimonio del municipio lleva en el orden del día, al que ha tenido acceso EL PAÍS, retirar la cesión al organismo que preside Teddy Bautista. En el punto 3 dice: "Incoación de expediente de extinción de concesión de uso privativo sobre el palacio del Infante Don Luis, adjudicado a la entidad Fundación Autor".

El contrato de cesión era durante 75 años y a cambio la SGAE invertiría 30 millones de euros en reformar el palacio. El plan de restauración del palacio prevñe construir 10.000 metros cuadrados, salas de conferencias, un auditorio y una biblioteca.

El Tribunal Superior de Madrid determinó que las obras previstas por la SGAE incumplen la Ley de Patrimonio Histórico, la Ley de Patrimonio de la Comunidad de Madrid y el Plan General de Ordenación Urbana de Boadilla.

. Ya en 2003 el TSJM dio un varapalo al entonces ministro de Defensa, Federico Trillo que planeaba instalar ahí la Escuela Militar Ecuestre y realizar obras nuevas en un edificio que sólo se permiten de rehabilitación.