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Reportaje:San Isidro Madrid a vista de pájaro

Madrid a vista de pájaro

Recorrido aéreo de la capital por el día de San IsidroPaseo aéreo sobre los miles de coches y personas que fluyen por el centro

F. Javier Barroso

Abajo, el bullicio, el caos, las prisas, el ruido, los horarios, el móvil... Arriba, un ruido continuo que deja de escucharse al poco del despegue. Parece que el tiempo se detiene, que nada ocurre. La vida tiene una perspectiva muy distinta. Es un paseo en helicóptero por Madrid.

El recorrido comienza en el aeródromo de Cuatro Vientos. Mientras la aeronave gana altura se vislumbra al fondo Carabanchel. Edificios modernos, plantados con una geometría perfecta junto a la M-40, donde los coches fluyen en esa gran arteria como si de células en una vena se trataran. Al poco irrumpe la Casa de Campo. El inmenso pulmón verde sale majestuoso. Se aprecia en primer plano el zoológico, al lado el Parque de Atracciones y los recintos feriales.

La entrada a la ciudad, al asfalto y a todo lo que se supone ruido y actividad la hace el piloto por la Ciudad Universitaria. A un lado, el faro de Moncloa, al otro un inmenso campus en el que las grandes facultades de la Complutense se mezclan con los edificios de la Politécnica. Vira el helicóptero ligeramente y se ven como cuatro lápices gruesos clavados en la parte más norteña de la capital las cuatro torres del paseo de la Castellana. Estos inmensos inmuebles se han convertido por méritos propios en una de las señas más reconocibles desde el exterior de la renovación que ha vivido Madrid en los últimos años.Las torres lucen un vistoso color azul mezclado con una amplia gama de colores. Una vuelta alrededor de ellas permite contemplar que estos gigantes son enormes incluso a decenas y decenas de metros de altitud.

La aeronave enfila la calle más importante de la capital. Los cinco kilómetros del paseo de la Castellana pasan en cuestión de segundos. Arriba no hay semáforos, ni pasos de peatones, ni atascos. Al menos de momento. Las torres Kio dan paso al estadio Santiago Bernabéu y las torres Europa y Picasso. Mezcla de ocres y marrones se funden con una impoluta fachada blanca. Nuevos Ministerios con esos enormes patios copados por decenas de coches perfectamente alineados. Junto a esta zona, como el ave fénix, surge el nuevo edificio que sustituirá a la arrasada Torre Windsor. De momento, se ve un conglomerado de hormigón que no levanta más que un palmo. O eso parece desde esta perspectiva.

La aeronave acelera el paso y se adentra en una mancha verde. Esta amalgama de árboles y arbustos la rompe un centrado lago. Es el parque del Retiro, en el que se aprecian las calles perfectamente diseñadas. En un esquinazo, fuera del vallado y reclamando su protagonismo, se erige la Puerta de Alcalá. Desde arriba, se ven alargadas manchas azules y blancas que la rodean. Son autobuses de la EMT.

En su recorrido, surgen casi a la vez dos dioses, que están separados por una calle que desde las alturas se ve corta. Son la Cibeles y Neptuno. Decenas y decenas de árboles arropan a estos entes superiores. Junto a la primera se aprecia un frondoso bosque. Pertenece al Cuartel General del Ejército. El helicóptero sube por la calle de Alcalá hasta llegar a la Puerta del Sol. La enorme zona pavimentada, sólo rota por la cúpula de entrada a la estación de Renfe y metro. Esta superficie acristalada refleja las estructuras de los edificios contiguos con innumerables líneas. Al lado, el mítico reloj de la Casa de Correos. Decenas y decenas de personas se mueven de un lado para otro sin percatarse de lo que ocurre en el aire.

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En minutos, surge majestuosa la plaza Mayor, entramado ajedrezado de colores grises, presidido por la estatua ecuestre de Felipe II. Las terrazas y los toldos añaden pinceladas de color frente a las fachadas rojizas del conjunto.

El piloto enfila el viaje de regreso, pero aún quedan algunos hitos importantes antes de tomar tierra. Las zonas de arena junto al Manzanares contrastan con el azul verdoso del agua del río. Unas franjas rojiblancas dan la bienvenida al visitante aéreo. El estadio Vicente Calderón, apostado en una curva de la M-30, rompe las estrías formadas por las calles del distrito de Arganzuela. Lejos queda ya esa M-30 descubierta, que ahora ha dejado paso a un caos temporal de casetas de obra, de camiones y de obreros.

El helicóptero avanza por Latina y Carabanchel. En medio de unos edificios no muy altos, se aprecia la torre que rompe con la monotonía del paisaje. Es el hospital Gómez Ulla. Al lado o muy cerca, si se prefiere, deslumbra una gran olla a presión. Es la plaza de toros de Vistalegre.

Ha transcurrido algo más de media hora, que se ha pasado como un suspiro. El suspiro de ver desde el aire una gran urbe. Una experiencia única. Final de trayecto.

Un paseo de tres minutos a vista de pájaroVídeo: EL PAÍS
ALBERTO FERRERAS

Madrid, en cifras

- La capital tiene una población de 3.273.000 vecinos censados, de los que 572.000 (el 17,5%) son extranjeros. Por nacionalidades, los más numerosos son los ecuatorianos (95.400). Hay más mujeres (1.731.570) que hombres (1.541.430).

- Madrid tiene censados 1.381.700 turismos. El distrito con más vehículos es Fuencarral-El Pardo (95.851) al que le sigue de cerca Latina (94.100).

- La superficie de la capital es de 60.430 hectáreas, con una densidad de población de 54 habitantes por hectárea. La renta per cápita es de 20.229 euros por persona.

- Las calles de Madrid ocupan 28,5 millones de metros cuadrados, según datos del Ayuntamiento. A ello se unen 20 millones de metros cuadrados de aceras y 7,2 de bordillos. Los pasos de peatones sólo suponen 0,3 millones de metros cuadrados.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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