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Reportaje:DE LA POLÍTICA A LAS AULAS

Hay vida después de Bruselas

Javier Solana vuelve a la docencia tras una década al frente de la diplomacia de la UE

Do I know you?", pregunta Javier Solana a la periodista, mientras le tiende la mano. Llega sonriente, impecablemente trajeado, seguido por una escolta de profesores. Son tantos los saludos en inglés, tantas las manos a estrechar que es fácil despistarse. Estamos en la sede de ESADE, en Madrid. Un edificio moderno, donde le acogen Pedro Parada y Paul Almeida, los directores del Global Executive MBA (GEMBA), máster creado en 2008, por ESADE y la universidad estadounidense de Georgetown, ambas de los jesuitas.

Solana, hasta diciembre pasado, alto representante para la Política Exterior y de Seguridad Común de la Unión Europea (cargo más conocido como mister PESC), ha vuelto a su profesión inicial, la docencia. Pero el marco académico ha cambiado. El veterano político socialista es la estrella del máster más caro y rutilante de ESADE, la auténtica joya de la corona de la escuela de negocios. Parada, un boliviano de maneras suaves, cuenta lo que les costó ficharle. "Nos consta que tenía muchas ofertas, pero le gustó la inspiración que guía a nuestros estudios. En España sólo da clases en nuestra escuela". Solana no es un profesor más. Preside el Centro para la Economía Global y Geopolítica, creado para él, con un salario que no se ha hecho público.

El ex político socialista es la estrella del máster más importante de ESADE y la Universidad de Georgetown

Hoy, 10 de mayo, da su primera clase en Madrid. En inglés. Un idioma en el que se mueve como pez en el agua, pese al fuerte acento español. Solana, que cumplirá 68 años el 14 de julio, es un hombre acostumbrado a reinventarse. Optó primero por la carrera científica, y en 1975 obtuvo la cátedra de Física del Estado Sólido en la Universidad Complutense de Madrid. Luego, fue ministro socialista (de Cultura, de Educación, ministro Portavoz y de Asuntos Exteriores), entre 1982-1995. Ese año asumió la secretaría general de la OTAN, que bajo su mando bombardeó Serbia, en abril de 1999. En octubre de ese año pasaba a convertirse en mister PESC.

En el aula pequeña, semicircular, le esperan ya los 29 alumnos, de 12 países diferentes. La media de edad es de 40 años. Ellos con traje y corbata. Las cuatro únicas mujeres, vestidas con ropa más informal. Marc L. Busch, profesor de la escuela diplomática de Georgetown, presenta al "doctor Solana", que es recibido con una salva de aplausos. "Voy a empezar hablándoles de lo último, de las decisiones que se acaban de tomar para afrontar la crisis del euro", dice el conferenciante, ajustándose las gafas de varillas rojas. Solana sabe que su audiencia de hoy es especial. Son directivos que han pagado 90.000 euros para ser instruidos en el difícil arte de hacer negocios en el mundo global, cambiante, inescrutable, sacudido por tensiones políticas, intereses económicos cruzados y misteriosas fuerzas.

El máster Global Executive, dividido en seis módulos de doce días de duración cada uno, se desarrolla como un viaje de lujo a través de tres continentes, y ocho diferentes ciudades: Washington, Barcelona, Buenos Aires, São Paolo, Bangalore (o Shanghai), Madrid, Moscú y Nueva York. Y en cada cita, los alumnos reciben enseñanzas de profesores y personalidades locales al tiempo que visitan las principales atracciones económicas, y turísticas del país.

Emilio del Castillo, de 42 años, dueño de una consultoría en Madrid, es el único español de esta segunda promoción del supermaster y uno de los pocos que se lo ha costeado de su bolsillo. ¿Vale realmente el dinero? "Desde luego. A mí me atrajo sobre todo esta mentalidad global que tiene. He trabajado para multinacionales, en diferentes países y ahora me interesa sobre todo Asia. Creo que este máster te introduce muy bien en los problemas y las necesidades del mundo global, es increíblemente útil para alguien como yo".

Global es la palabra clave, la llave que abre todas las puertas del éxito político y empresarial. Solana ha repetido el término varias veces en su conferencia, en la que ha invitado a los alumnos a "pensar en términos globales, y actuar en términos globales". En la comida que cierra su intervención, vuelve a mencionarlo. Entre bocado y bocado deja claro que la política española no es su objetivo. ¿Por qué cree él que está en entredicho la Transición? Solana niega con energía. "No está en entredicho, en absoluto". Y regresa a su plato de verduras. Es un hombre frugal. No fuma, al menos en público, y sólo bebe una copa de vino de tinto. Rechaza el postre y el café. Sin acabarse el plato sale disparado a la entrada donde van a tomarle una foto con toda la promoción del máster.

Camelia Ilie, directora de educación ejecutiva de ESADE, alaba la capacidad de síntesis de Solana. Es cierto que el conferenciante ha hablado de casi todo. Desde la "situación complicada" del euro, al eterno problema de Oriente Próximo, pasando por la transferencia de poderes. "Estamos en un mundo multipolar, aunque todavía en asuntos de defensa, en asuntos militares el mundo es unipolar, con una superpotencia, Estados Unidos", dice.

Entre esos nuevos poderes hay que incluir a organizaciones sin ánimo de lucro, como la Gate Foundation, promovida por el supermillonario Bill Gates, -"del que soy muy amigo", dice-, que en su opinión hacen más bien al mundo que muchas instituciones oficiales. Solana salta de un tema a otro procurando ser ameno. Y no se deja ninguno en el tintero. Habla de la renovación del Tratado de No proliferación Nuclear, y del G-20. Y recuerda los tiempos del G-8, "cuando teníamos esperando fuera a los presidentes de Brasil, de India, de China. Hoy no sería posible dejarles sólo para los postres". Tampoco se olvida del hambre en el mundo ni del medio ambiente. "Necesitamos los recursos de tres mundos, pero sólo tenemos uno. Verán ustedes que es la primera vez que hablo como científico", dice entre risas de los asistentes.

En la comida, Solana vuelve a coger el micrófono para contar a los presentes algunos detalles de su vida. Las raíces republicanas de los Madariaga, su carrera científica, el salto a la política. Se declara "amigo de los americanos", y entusiasmado con su nuevo empleo. "Este máster no tiene una orientación goldman sachista, como yo digo, no pretende enseñar a ganar dinero sin más. Nuestro objetivo es el servicio a la sociedad, si además se gana dinero, tanto mejor".

Cuenta que desde que dejó Bruselas, no han parado de llamarle. "Me han hecho miembro de no sé cuantas cosas". Patrón del Museo del Prado; miembro de la Fundación La Caixa, ha recibido el premio Carlos V; el rey le ha hecho Caballero de la Orden del Toisón de Oro y es presidente honorario del Centro Henry Dunant para el diálogo humanitario, entidad que intentó mediar entre el Gobierno Zapatero y ETA. Es profesor visitante de la London School of Economics, y coordina la estrategia española de seguridad.

Su agenda sigue estando cargada. "Pero ahora la controlo yo", dice. "No paro, en toda mi vida no he tenido jamás vacaciones, No sé lo que es eso ". ¿Qué hace en Madrid cuando no da clases? "Veo a los amigos. Tengo mucho contacto con Felipe González". También con Narcís Serra, al que ve con frecuencia porque el trabajo le obliga a pasar dos días a la semana en Barcelona. ¿Qué opina de la situación española? "Se han tomado decisiones muy importantes que, quizás representen un cambio fundamental en el camino a la recuperación económica". La conversación deriva hacia temas más leves. Se habla de la irrupción de iPad. "Yo soy hombre de Kindle", dice Solana. Aunque, como hombre dialogante, dice que le dará una oportunidad al iPad.

Javier Solana se dirige a los alumnos del Global Executive master de ESADE y Georgetown, en la sede de la escuela de negocios, en Madrid, el lunes pasado.
Javier Solana se dirige a los alumnos del Global Executive master de ESADE y Georgetown, en la sede de la escuela de negocios, en Madrid, el lunes pasado.GORKA LEJARCEGI

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