Herido de un tiro el jefe militar de los 'camisas rojas'
El Gobierno tailandés amplía el estado de excepción de Bangkok a 15 provincias
La crisis política que vive Tailandia desde mediados de marzo ha entrado en una fase crítica. Khattiya SawaSdiphol, un antiguo general de división del Ejército tailandés que actuaba como el principal estratega militar de los camisas rojas, fue herido ayer gravemente de un tiro en la cabeza, después de que se oyeran una explosión y varios disparos en el campamento que los manifestantes han instalado desde hace semanas en el barrio más comercial de Bangkok para exigir la disolución del Parlamento y la dimisión del primer ministro, Abhisit Vejjajiva. El Gobierno ha extendido el estado de excepción en vigor en la capital a 15 provincias.
El militar, más conocido como Seh Daeng, fue alcanzado por un francotirador, según uno de sus ayudantes, que respondió a una llamada realizada al teléfono móvil del líder rojo por la agencia Associated Press después de oírse las deflagraciones. Una enfermera del hospital en el que fue ingresado confirmó también que Khattiya había sido alcanzado por un disparo en la cabeza.
Se desconoce quién está detrás del ataque, pero el incidente se produjo después de que el Gobierno amenazara con enviar al Ejército para desalojar a los entre 10.000 y 20.000 manifestantes -muchas mujeres, niños y monjes- que se encuentran acampados a lo largo de kilómetros de calles en el centro de la capital.
Khattiya es un militar renegado que goza de gran respeto entre algunos de los camisas rojas, especialmente el servicio de seguridad del campamento, pero ha sido calificado de terrorista por el Gobierno tailandés. Le acusa de estar detrás de docenas de ataques con granadas, que han herido a más de 100 personas desde que comenzaron las protestas a mediados de marzo. Ha sido uno de los cerebros de la construcción de las barricadas de tres metros de altura, levantadas con neumáticos, lanzas de bambú y alambre de espino, rociadas con combustible, que protegen centenares de metros de la zona de protestas. Había prometido hacer frente al Ejército si este lanza un asalto.
El coronel Sansern Kaewkamnerd, portavoz militar, dijo ayer que iban a sellar la fortaleza rebelde con vehículos blindados y desplegarían tiradores de élite en las cercanías, que "dispararán contra aquellos terroristas que lleven armas". Y eso fue lo que ocurrió. Al menos una persona murió y otras 11 resultaron heridas en las primeras horas del asedio a las barricadas donde centenares de camisas rojas se han paseado durante las últimas semanas pertrechados con palos, piedras, barras metálicas y tirachinas.
Abhisit reiteró la cancelación de la oferta de elecciones anticipadas el 14 de noviembre porque los manifestantes no han abandonado las movilizaciones. Los rojos exigen que el viceprimer ministro, Suthep Thaugsuban, sea perseguido criminalmente por su papel en la represión de los enfrentamientos del 10 de abril, en los cuales murieron 25 personas, entre ellas varios soldados. Los camisas rojas, una gran parte de ellos habitantes de las zonas rurales, consideran que el Gobierno actual es ilegítimo, ya que llegó al poder a través de un voto parlamentario en lugar de unas elecciones.
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