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Plan de choque de Zapatero | Las consecuencias políticas

Zapatero rebasa sus líneas rojas en política social

El presidente pasó el fin de semana más tenso desde que empezó la crisis

Luis R. Aizpeolea

"A ningún presidente le gusta comparecer para explicar esto. Y a mí uno de los que menos, sobre todo por algunas de las decisiones tomadas". Con esta expresión de desolación, José Luis Rodríguez Zapatero admitía ayer ante el pleno del Congreso el mal trago que estaba pasando al verse obligado a rebasar las líneas rojas de su política frente a la crisis: evitar el recorte de gastos sociales, especialmente la bajada de un 5% del sueldo de los empleados públicos para este año y la congelación de las pensiones.

La explicación de este drástico cambio en la política de Zapatero contra la crisis se encuentra en el fin de semana más duro de los que ha soportado en los casi dos años de crisis. Tan duro que se vio forzado a anular su mitin, anunciado para el domingo en Barakaldo (Vizcaya), de celebración del primer aniversario de Patxi López como lehendakari, en el que tenía previsto dirigir un mensaje potente.

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Todo empezó en el Consejo de Ministros de la UE, convocado la tarde del viernes en Bruselas para abordar el rescate de Grecia, que se convirtió, tras el desplome de las Bolsas de los días anteriores, en una reunión de suma urgencia: salvar un euro en peligro ante las presiones de los mercados.

La búsqueda de mecanismos para estabilizar el euro conllevó la exigencia del redoblamiento de las medidas contra el déficit por parte de la UE, unas exigencias más contundentes a España, Irlanda y Portugal. Ante lo inevitable, Zapatero, que piensa, según su entorno, que esta situación tiene una parte de ficticia por la creación de una opinión negativa hacia el euro y los países mediterráneos, ordenó filtrar a los medios el anuncio de que se replantearía una reducción adicional del déficit del 0,5% para 2010 y del 1% para 2011, que explicaría en el Congreso el miércoles.

A la vicepresidenta económica, Elena Salgado, le correspondió, en la reunión del Ecofin del domingo pasado en Bruselas, comprometerse, ante la insistente y fuerte presión de la UE, a una reducción del gasto público precisa para garantizar el cumplimiento de España del déficit del 3% para 2013. Zapatero siguió la reunión desde su despacho en contacto con otros líderes europeos. Paralelamente, encargó el domingo al Ministerio de Economía y a la Oficina Económica de La Moncloa un informe para analizar en qué partidas se podía reducir el gasto.

Zapatero presentó su propuesta, por vez primera, en la reunión que mantuvo el lunes a primera hora con el núcleo duro del Gobierno, del grupo parlamentario y del PSOE. Todos le vieron muy convencido de su decisión. Los asistentes -los vicepresidentes del Gobierno; el vicesecretario general del PSOE, José Blanco; la secretaria de organización, Leire Pajín, y el portavoz del Grupo Socialista, José Antonio Alonso- prácticamente no plantearon debate y asumieron el recorte social.

Hubo un debate sobre si acudir al copago farmacéutico como fórmula de recorte social en vez de congelar las pensiones durante 2011. Pero Zapatero defendió a capa y espada su decisión de no recortar gastos de educación, como las becas, ni cargar sobre los ciudadanos un copago sanitario o tocar las prestaciones al desempleo. En la reunión, algunos le recordaron que esta decisión tenía un coste social. "¿Aguantamos?", preguntó a su gente de confianza, que le contestó: "Aguantamos". Hoy tendrá su prueba fuego del coste social en una reunión con los líderes sindicales en La Moncloa.

Zapatero vuelve a su escaño tras pronunciar su discurso en el Pleno del Congreso.
Zapatero vuelve a su escaño tras pronunciar su discurso en el Pleno del Congreso.GORKA LEJARCEGI

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