Normalidad y rigor
La transparencia sobre la operación del Rey evitó cualquier alarmismo
El rey Juan Carlos fue sometido ayer a una intervención quirúrgica una vez que los médicos que lo tratan confirmaran hace unos días que un nódulo situado en el lóbulo superior de su pulmón derecho había crecido. La operación duró dos horas y media y poco después los responsables de la misma informaron de que el tumor no era cancerígeno, que no contenía células malignas, y que el Rey podría abandonar la clínica en dos o tres días para recuperar su actividad normal en dos semanas. Ante los primeros rumores que empezaron a circular en la madrugada del sábado sobre el ingreso del Monarca en un centro clínico de Barcelona, la Casa Real emitió temprano por la mañana un comunicado que explicaba que, efectivamente, estaba siendo operado, no se ocultaba que se le iba a extirpar un nódulo del pulmón y se adelantaba que el equipo médico informaría oportunamente. La transparencia es fundamental en este tipo de situaciones, ya que la información es el mejor antídoto contra las alarmas infundadas y las especulaciones sin cuento. Sin olvidar que la salud del Rey es un tema de Estado.
Unas horas antes de ser ingresado, el Rey recibió el viernes en La Zarzuela a Joseph Biden, vicepresidente de Estados Unidos. La Reina, que se encontraba en Barcelona ese día, regresó a Madrid para cumplir con dos audiencias que tenía programadas. Tampoco se modificó la agenda del príncipe Felipe, que asistió en Costa Rica a la toma de posesión de la presidenta electa, Laura Chinchilla. El descubrimiento de un tumor de 19 - 12 milímetros en el pulmón, por mucho que esté localizado y no afecte a la pleura, constituye un serio motivo de preocupación para quien lo padece y para su entorno, y más cuando el afectado es fumador. De ahí que sea siempre necesaria una modélica gestión de un tema tan delicado como cualquier dolencia del jefe del Estado español. En este caso las cosas se han hecho bien: normalidad y rigor informativo para evitar cualquier ansiedad innecesaria que propiciara un revuelo mediático contraproducente.
Los días 26 y 27 del pasado mes de abril don Juan Carlos fue sometido a su habitual reconocimiento médico anual. Los resultados de las distintas exploraciones fueron "plenamente satisfactorios", informó entonces la Casa Real. Un día después se le hizo un estudio más sofisticado -el llamado PET-TAC- de una afección detectada en reconocimientos realizados tiempo atrás y localizada en el lóbulo superior derecho. Los datos que se obtuvieron tras ese examen aconsejaron a sus médicos la intervención para analizar las células del nódulo. Se programó sin prisas pero sin pausas y se informó a los principales líderes políticos. Además, se realizó en sábado para evitar las complicaciones de los días corrientes y se difundió la noticia en el momento idóneo. Como positivo colofón, los médicos informaron en conferencia de prensa de que el tumor del Rey es benigno.
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