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Nombres que esperan su calle

Barcelona edita su nomenclátor mientras 150 denominaciones aguardan destino

Carles Geli

¿Por qué la calle Ganduxer se llama así? Más o menos sobre el año olímpico, el arquitecto y especialista en heráldica Jesús Portavella se hizo la pregunta y la trasladó al Ayuntamiento. Tampoco lo sabían. Así que fue a por ello. Y ya puestos, siguió con otros viales. Cuatro años después, en 1996, ya fue uno de los artífices de un nomenclátor de la ciudad que incorporaba significados y biografías a los nombres, a diferencia del de 1980, el primero de la etapa democráctica, que sólo constaba de una relación alfabética. En la tercera edición, que ahora acaba de lanzar el Consistorio -3.000 ejemplares, 541 páginas-, Portavella (1932) ha fijado, a base de rastrear todos los registros posibles, la génesis nominal de prácticamente los 4.427 viales que la ciudad tenía en septiembre de 2009. "Sólo hay dos o tres que no están muy claros", puntualiza quien se ha permitido a lo largo de esta labor el lujo de encontrar y corregir erratas, tantas y de tal calibre (años de nacimiento o defunción, apellidos mal escritos, atribuciones falsas...) que ha decidido reunir un centenar con las más flagrantes y remitirlas a Enciclopèdia Catalana "para que retoquen las entradas correspondientes". O sea que las placas de la ciudad, a veces, son más fiables que los libros.

Barcelona genera unos 40 viales (calles, plazas, jardines...) nuevos cada año. Y la Ponencia del Nomenclátor del Consistorio, que evalúa los nombres que después refrendarán los plenarios de cada distrito, da luz verde a unos 15 al año. ¿Déficit de propuestas, pues, para bautizar las calles? Al contrario. En estos momentos, hay ya casi 150 nombres aprobados que esperan pacientes un espacio en Barcelona. Y de todos los colores: Abat Oliba, Freddie Mercury, Jorge Luis Borges, Carlomagno, Cassen, Winston Churchill y hasta Peseta.Los de Tibet, Enric Sagnier, Émile Zola, Pere III el Cerimoniós, Antoine de Saint-Exupéry, Àfrica, Juli Garreta, Adam Smith, Alexandre de Riquer, Valle-Inclán, Antoni Gutiérrez Díaz, El Guti, y la ajedrecista Pepita Ferrer son otros nombres que esperan destino y que, de obtenerlo, engrosarían un nomenclátor que se reparte casi al 50% entre topónimos y nombres de oficios, y antropónimos. De la mitad de estos, son mayoría los de hombres (43%), déficit que el Consistorio intenta paliar desde 2000, otorgando casi la paridad: 28% (hombres) por 27% (mujeres).

Una oportunidad de dar salida al atasco de nombres lo ofrecerá la Zona Franca de Barcelona, que está previsto que cambie sus calles alfabéticas (A, B, C...) por nombres, si bien no es seguro que pueda realizarse en este mandato municipal.

Mientras, el diccionario va ofreciendo perlas. Así, uno descubre la calle Ja hi Som (exclamación que se ha hecho desde tiempos inmemoriales al llegar desde ahí al pie de Vallvidrera) o que la de las Dames se llama así, irónicamente, en referencia a las señoritas que en él se alojaban provenientes del Palau dels Virreis, en el Pla de Palau. ¿Y Ganduxer? Pues el propietario de los terrenos. También era práctica muy habitual que los terratenientes bautizaran las callejuelas adyacentes con el nombre de sus esposas y parientes. Fue el caso de Sagués, que dio a la zona del torrente del terreno el apellido de su esposa, Calvet. El tiempo volteó la importancia.

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Sobre la firma

Carles Geli
Es periodista de la sección de Cultura en Barcelona, especializado en el sector editorial. Coordina el suplemento ‘Quadern’ del diario. Es coautor de los libros ‘Las tres vidas de Destino’, ‘Mirador, la Catalunya impossible’ y ‘El mundo según Manuel Vázquez Montalbán’. Profesor de periodismo, trabajó en ‘Diari de Barcelona’ y ‘El Periódico’.

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