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Reportaje:

Los piratas del puerto

Una banda sacaba contenedores del recinto para desvalijarlos en un almacén y devolverlos cargados con piedras - Prisión para un sargento de la Guardia Civil

Seis meses no es demasiado tiempo para que un grupo mafioso contacte con alguien, le persuada de que se pase al lado oscuro y, en comandita, desvalijen decenas de contenedores de mercancías. Medio año es, precisamente, el tiempo que el sargento de la Guardia Civil detenido por participar en los robos llevaba como jefe de la unidad de policía judicial en el puerto de Barcelona. Los Mossos d'Esquadra investigan ahora si los contactos de este mando (que ayer ingresó en prisión) con la trama mafiosa se remontan a la época en la que trabajó en el aeropuerto de El Prat e incluso a una etapa anterior en la que, aún como cabo, sirvió en el puerto.

El sargento era, supuestamente, la pieza clave en el entramado desarticulado por los Mossos d'Esquadra, que han detenido a una veintena de personas entre funcionarios policiales, trabajadores del puerto y transportistas. Les seguían la pista desde hacía meses, pero sin la participación del sargento el robo de mercancías habría resultado imposible. Según la investigación, él era quien controlaba la información sobre la llegada de los buques, quien ofrecía a la banda los contenedores más interesantes y, sobre todo, quien daba luz verde a la entrada y salida de los mismos.

La trama se hizo con un cargamento de tabaco valorado en 1,6 millones

El sistema de trabajo de la red era algo alambicado, pero eficaz. Cuando la grúa descargaba el contenedor codiciado en el muelle, uno de los transportistas compinchados lo sacaba en camión del recinto y lo llevaba hasta un almacén del área de Barcelona. Allí, la red extraía los objetos de valor -perfumes, televisores, ordenadores, paquetes de cigarrillos- y rellenaba el contenedor con arena y piedras, según fuentes del caso. El objetivo era asegurarse de que no variaba el peso del contenedor, que finalmente era depositado en el mismo lugar donde lo había dejado la grúa (véase el gráfico). La sorpresa se la llevaban los destinatarios finales de la mercancía, que descubrían piedras donde debía haber televisores.

El sargento fue detenido a la salida de un bar, tras una de las transacciones ilícitas. Ayer se negó a declarar ante la juez e ingresó en prisión provisional y sin fianza acusado de los delitos de asociación ilícita, robo y revelación de secretos. Otros cuatro detenidos -dos camioneros, un administrativo y el responsable de un taller- quedaron en libertad con cargos con la obligación de comparecer periódicamente en el juzgado. El resto de los detenidos irán pasando por el juzgado acusados, según los casos, de una ristra de delitos: contra la propiedad industrial, contrabando, asociación ilícita, falsificación, robo con fuerza, receptación y tráfico de drogas. Hoy está previsto que declare un agente de la Guardia Urbana de Barcelona que, presuntamente, ayudaba a trasladar el material robado.

Aunque se desconoce el monto de lo sustraído, fuentes policiales afirmaron que la trama manejó un cargamento de medio millón de cajetillas de tabaco valoradas en 1,6 millones de euros. Al parecer, la banda tenía sus propios canales para colocar la mercancía en el mercado negro, tanto en Cataluña como en el resto de España.

Un foco de corruptelas

El encarcelamiento, ayer, de un sargento de la Guardia Civil no es el primer episodio de presunta corrupción que tiene al puerto de Barcelona como escenario. Por las instalaciones pasan cada año tres millones de pasajeros y cientos de miles de contenedores. Esa ingente actividad económica despierta, en ocasiones, la codicia de quienes trabajan allí a diario. El caso de corrupción policial más sonado ocurrió en 2005, cuando un grupo de ladrones robó 400 kilos de cocaína de un contenedor. La investigación permitió descubrir que en el asalto estaban implicados cuatro guardias civiles y un teniente coronel del cuerpo. En 2006, el Cuerpo Nacional de Policía detuvo a cinco camioneros acusados de cometer actos de sabotaje (entre ellos, un incendio masivo de camiones de la competencia) para hacerse con el monopolio del transporte de contenedores en el puerto.

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