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Reportaje:

El fotógrafo de la felicidad

Primera retrospectiva de Jacques Henri Lartigue en España

José Ángel Montañés

"La vida es algo maravilloso que baila, salta, vuela, ríe y pasa", escribió el fotógrafo Jacques Henri Lartigue (1894-1986). Desde que a los ocho años su padre le regaló una cámara fotográfica, él se dedicó a capturar la vida y retener con su objetivo todo lo que le hacía feliz y le parecía bello. La exposición Un mundo flotante. Fotografías de Jacques Henri Lartigue (1894-1986), que hoy se inaugura en Caixafòrum de Barcelona, recoge 230 imágenes de las más de 100.000 que realizó "el fotógrafo de la felicidad", como muchos han calificado a Lartigue, y es la primera gran retrospectiva en España de uno de los nombres cruciales de la fotografía del siglo XX.

Contemporáneo de la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa y la ocupación nazi de Francia, Lartigue obvió esos conflictos y centró su mirada en el mundo que le rodeaba, que estaba protagonizado por su familia, sus amigos, sus aficiones, sus mujeres y él mismo, "un mundo de perpetuas vacaciones, en el que los juegos nunca se acababan y todo estaba dominado por la alegría de vivir", explicaron ayer Florian Rodari y Martine d'Astier de la Vigerie, comisarios de la exposición.

"Las fotografías son un documento gráfico de una forma de vivir de la burguesía francesa que ya no existe, pero hay muchas formas de acercarse a ellas", aseguró Rodari. "Aquí las hemos agrupadas de forma que dejen ver una inquietud, una amenaza por la desaparición del placer y por todo lo que representó la transformación radical de la época que vivió Lartigue", explicó el comisario. "Sus personajes ríen, corren, saltan y se divierten, pero muchos pierden el equilibrio, caen, son inestables y están amenazados por el agua o por las sombras", aseguró.

La velocidad, la belleza femenina -distante y de soslayo cuando es un niño y con planos próximos cuando es adulto-, los encuadres arriesgados y la búsqueda de lo desconocido protagonizan los diferentes ámbitos de la exposición, que se completa con tres de sus cámaras, sus agendas y algunos de los tomos de los diarios que realizó y donde recopiló todas las fotografías que en 1979 donó al Estado francés.

"Lartigue se consideraba un aficionado y nunca pensó exponer sus fotografías; pero en 1963, en un viaje a Estados Unidos, fue descubierto y reconocido en Francia y en todo el mundo", aseguró Rodari. Hasta el 10 de octubre se puede ver su obra en Barcelona.

<i>Bibi, sombra y reflejo</i> (1927),  fotografía que puede verse en la exposición de Caixafòrum.
Bibi, sombra y reflejo (1927), fotografía que puede verse en la exposición de Caixafòrum.JACQUES HENRI LARTIGUE

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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